Hoy os enseño otra actividad dirigida a los más pequeños de la casa para aprender jugando. En esta ocasión aprenderíamos los colores primarios (rojo, verde, azul) y el amarillo, que también incluí. Además, fomentaríamos la capacidad de atención y concentración del niño, pues es una actividad relajada y que demanda tranquilidad.
La podéis modificar para adaptar a cada niño: empezar con dos colores, con estos cuatro, o podéis ir modificando el reto en su dificultad alternando los colores, introduciendo nuevos colores, usando gamas de tonalidades de un mismo color… Es imprescindible que cualquier actividad de este tipo la hagáis como si fuera un traje a medida, así que partid siempre de la inspiración que os den pero preparadla pensando en vuestros hijos. Recordad además que aprenden muy rápido, así que no os importe luego que los materiales haya que renovarlos, ¡es muy buena señal!
He utilizado témperas escolares para pintar el cartón de una caja de huevos, y compré en una juguetería educativa las bolas de poliespan de 4,5cm que tambié pinté.
A mi hija le encantan estas actividades y que participe con ella animándola y felicitándola. Fomentamos así su autoestima consiguiendo retos y son una oportunidad para disfrutar juntos jugando y aprendiendo. Si empiezas a introducir un vocabulario de colores recuerda luego incidir en él con tu diálogo: ¡mira, un árbol verde!; no podemos pasar, el semáforo está rojo… Es una excelente oportunidad también para estimular el habla y lenguaje.
Cuando veas que dejan de perder interés, retira el juego para otra ocasión. Yo suelo darle luego alguna pegatina o dibujito, que sé que le encantan, y así agradezco que hayamos participado juntas en la actividad.
¿Qué os ha parecido el juego? ¿Os inspira para realizar otra vosotros? ¿Qué modificaciones incluirías?