Creando un blog: buscando a SEO

Publicado el 03 mayo 2014 por Javier De Lara @FValentis
Un día uno está sentado en el sofá, viendo cómo se despedazan los contertulios de Sálvame en directo o disfrutando un capítulo de Mad Men, cuando tiene una iluminación. "Quiero escribir un blog" te dices, sorprendiéndote de no haberlo pensado nunca hasta ese momento, como si esa necesidad hubiera estado esperando, agazapada, dispuesta a saltar sobre ti cuando se dieran las condiciones apropiadas. El caso es que la decisión de ponerte a escribir y compartir es completamente inocente, muchas veces irreflexiva. En ningún momento te lanzas a ello haciendo un profundo análisis de las consecuencias. No es como comprarte una casa. Los blogs no tienen hipoteca, al menos de momento. Tampoco sabes exactamente en qué te estás metiendo: al fin y al cabo, comprometerse a redactar una entrada con cierta regularidad parece más fácil desde fuera que una vez que estás dentro. Puedes tener algunas ideas buenas, pero lo importante, más que eso, es tener un montón de ellas, aunque no sean tan buenas, para poder mantener un ritmo de escritura constante.
Evidentemente, quien se pone con ello es porque desea ser leído.Ya sea por ego, porque quiere compartir algo que le gusta o que conoce, porque desea enseñar, porque le gustaría conocer gente con sus gustos, o porque, como yo, tiene intención de adoctrinar a las masas en las normas básicas del buen gusto. Sea el motivo que sea, necesita que sus palabras alcancen a todo el público que sea posible, aparte de sus amigos y conocidos.
Así que, con toda la buena intención del mundo, te pones a escribir tus primeras entradas, las compartes en tus redes sociales y empiezas a observar el contador de visitas, esperando que de alguna forma, como si el blog fuera el escaparate de una tienda en una calle concurrida, se vaya llenando de curiosos. A los dos o tres días, notas que no ha habido demasiado movimiento. ¿Qué está pasando? Pues básicamente que la gente que menos quiere leerte, normalmente, son tus conocidos; precisamente por eso mismo: porque te conocen. Ya se saben tus chistes, tus historias y tus manías y no quieren verlas de nuevo por escrito. Pero claro, Internet, por mucho que te cuenten, no es un escaparate, es una ciudad enorme y peligrosa en la que no se puede pasear libremente y donde un malvado taxista llamado Google es el que dirige a la gente según lo que estén buscando.
Es entonces cuando decides montarte en ese taxi, para que te lleve a algún lugar donde te expliquen como convencerle de que desvíe a algunos pasajeros a tu blog de vez en cuando. Ay. El taxista no tarda en enumerarte lugares donde él considera que te van a ser útiles. Empiezas a escuchar palabras como posicionamiento, SEO,  buscadores, enlaces directos, Page Rank, spam, ping, robots, arañas, tags... Uf. "¿Qué diablos es todo esto?", te dices, algo abrumado por tanta palabreja extraña. Pero bueno, un propósito es un propósito, así que te pones pacientemente a leer y a buscar todo aquello que no entiendes por ver si puedes sacar algo en claro.
Tras unos cuantos días, sigues más o menos igual. En todas partes dicen que ellos tienen la fórmula del éxito para alcanzar miles o incluso cientos de miles de visitas y cuando lees un poco más, te da la sensación de que estás escuchando a un vendedor ambulante de lociones milagrosas en el Oeste. El lenguaje utilizado por muchas páginas o blogs es el mismo, mezcla del de un libro de autoayuda y un maestro de secta religiosa: "Yo puedo ayudarte a conseguir lo que buscas; si me dejas, juntos encontraremos el camino." La sensación de que te quieren vender la burra, a buen precio además, es constante.
Poco a poco vas aprendiendo cosas, porque Internet es muy grande y hay gente muy desinteresada que va resolviéndote dudas y ayudándote con cualquier pregunta que tengas. Vas poniendo botones para compartir en redes sociales en tu blog, participando en algunos directorios afines y, lo que es más importante, conociendo a gente que está en tu misma situación o más experimentada que tiene blogs de temática similar al tuyo. Es un trabajo lento, en mi caso que acaba de empezar, pero te va dando sus pequeños frutos y satisfacciones.
Son muchos los consejos que encontraréis por ahí, pero al final se resumen en dos: trabajar y trabajar. Hay que tener en cuenta que para llevar al éxito a cualquier empresa en la vida es necesario mucho esfuerzo, paciencia y por qué no, habilidad. Dado que tampoco quiero sonar igual que esos insoportables gurús o vendeburras que pueblan la red, no sigo con esta charla de ánimo y os diré más o menos las cosas que he ido leyendo y en las que parece coincidir todo el mundo.
Ritmo constante de publicación. No tiene que ser un artículo al día, pero sí que es conveniente publicar entradas regularmente, dos o tres veces por semana. Al parecer, y digo al parecer porque los caminos de Google son misteriosos, se premia bastante por parte del buscador que presentes nuevo trabajo regularmente. No te engañes, te digan lo que te digan, Google es una empresa y tiene sus intereses, pero está claro que ofrecer contenido actualizado ayuda para posicionarte mejor en el buscador. Pero este no es el motivo principal para hacerlo: es evidente que cuanto más contenido ofrezcas, la gente que te lea vendrá a verte más a menudo y generarás más atención. En algunos lugares te dirán: los buscadores premian el contenido de calidad. Ejem. ¿Cómo narices mide Google la calidad? He visto blogs muy bien posicionados que son auténtica basura, como por ejemplo Superación y Seducción. La calidad depende siempre del observador, no de un algoritmo.
Participa en lugares afines. Seguramente ya lo hacías antes de ponerte a escribir, pero ahora debes buscar más e intentar aprender de ellos y participar. Es la mejor manera de conseguir que nuevas personas con gustos parecidos al tuyo se acerquen a tu trabajo. Estas personas tienen altas posibilidades de convertirse en lectores, así que no lo dudes.
Inscribirte en comunidades y directorios. Por último, intenta inscribirte en todas las comunidades posibles o en directorios conocidos y relacionados, al principio no te darán apenas visitas, pero poco a poco serán una fuente estable de nuevos turistas. Si te da tiempo, intenta votar y participar en ellos todo lo posible. Las recomendaciones más evidentes son la Blogoteca de 20 minutos y Bitácoras. Ambas están activas en el momento de escribir esta entrada y tienen mucha actividad.
¿Nada más? Pues la verdad es que no. La piedra angular siempre es la perseverancia. Pero, tal vez sí que quiera comentarte algunas malas prácticas que algunos tratarán de venderte, pero que creo que sólo van contra tu propia página a la larga. Es fácil identificarlas: son las que son opuestas al sentido común.
Pensar en el título antes que en el contenido. Increíble, ¿verdad? Pues hay muchos que directamente te recomendarán que pienses en el título que vas a poner antes que en el cuerpo de la entrada. Se basan en que lo importante es conseguir realzar las palabras "clave" y no el contenido en sí mismo. Esto entra dentro de las clases magistrales de los gurús, cuyo único objetivo es lograr que tu posicionamiento sea bueno, independientemente de lo que ofrezcas. Así encuentras textos sin estructura alguna, mal escritos y, en general, vacíos. ¿De qué sirve una buena facha si estás hueco por dentro?
Buscar +1 en Google. Uno de mis errores de principiante. Existen comunidades en Google Plus que sirven para que la gente te vote con un +1 tus artículos (equivalente de Me gusta en Facebook). No sirven de nada y es una práctica que voy a abandonar. El 95% de los que te dan el famoso +1 ni siquiera entran a tu blog y los que sí lo hacen, es por cumplir. No merece la pena perder el tiempo mendigando estos pocos votos, ya que no vas a conseguir ningún objetivo. De hecho, Google al parecer penaliza estas prácticas al considerarlas spam.
Marcar las palabras claves en el texto. Muchos estudios dicen que los algoritmos de los buscadores premian el hecho de remarcar en negrita o subrayar las palabras claves. Esto lo que provoca es que, cuando llegues a una entrada, te encuentres palabras en negrita, otras subrayadas, otras en colores y otras con círculos fosforitos. En fin, una orgía absurda de formatos inverosímiles que hacen muy poco amigables las páginas que consideran esta práctica como algo fundamental. A no ser que te guste el circo, claro.

Una estafa SEOmidal

Y no, no se me olvidaba. ¿Qué es exactamente eso de SEO? Ya sé que lo he utilizado en el título. Pues es un acrónimo de Search Engine Optimization y también el título que se dan algunos para intentar venderte sus servicios que consisten en intentar (que no conseguir) que tu página se coloque en una posición privilegiada en las búsquedas de Google. Reconocerás a un SEO cuando leyéndolo o escuchándole te de la sensación de que estás escuchando al responsable de una estafa piramidal mezclado con un consultor.