- Planifica bien el espacio: este es un elemento clave para conseguir que nuestro pequeño o gran almacén sea un espacio útil y eficaz para nuestros intereses. Cada producto debe estar situado en el lugar adecuado, de manera que nos resulte fácil y rápido alcanzarlo. Un almacén desordenado y mal dispuesto nos hará perder un tiempo muy valioso. Y no olvidemos el aspecto de la seguridad: los objetos pesados deben situarse en las zonas bajas y manipularse con cuidado para no perjudicar nuestra espalda y evitar accidentes.
- Aprovecha bien las paredes para crear estanterías o espacios donde colgar productos. Es importante poder utilizar materiales con dimensiones estándar, ya que los estantes a medida son siempre mucho más caros y se trata de ahorrar al máximo.
- Utiliza elementos apilables: las cajas de plástico apilables son una solución muy práctica para guardar piezas pequeñas y son perfectas para organizar los envíos. El hecho de poder situar los recipientes unos sobre otros permite aprovechar muy bien los espacios, tanto en el lugar de almacenaje como en las furgonetas de transporte. Existe una gran variedad de modelos y medidas para cubrir nuestras necesidades: desde recipientes resistentes para cargas pesadas, hasta cajas aptas para el transporte de alimentos.
- Armarios verticales con puertas: son muy útiles para almacenar productos y también para crear separaciones dentro de un mismo espacio.
- Mobiliario de oficina funcional: cuando la oficina es a la vez lugar de almacenaje, conviene dotarnos de un mobiliario cómodo y funcional. Muebles innecesarios no harán más que entorpecer el paso y hay que tener presente un aspecto importante: a medida que nuestro negocio avance iremos incrementando pedidos y con ello la necesidad de almacenaje. Por eso es tan importante sacar el máximo partido al espacio de que disponemos y eliminar todo aquello que sea superfluo.