Reflexiones a próposito de la vuelta al cole…..
Habia un tiempo en que los niños jugaban en el patio o aceras de sus casas, inventaban sus propios juegos, sabían divertirse sin necesidad de juguetes sofisticados con simples piedras, árboles, agua,…….. jubaban, imaginaban y se divertían.
Es evidente que los tiempos han cambiado y que el momento consumista que vivimos ha transformado completamente el patrón. Pero a su vez a cambiado el patrón creativo, algo que los niños no necesitan aprenden. Podemos diferenciar varios tipos de familias:
1. Los padres que por cuestiones laborales no disponen de tiempo para nada, por lo que los niños se ven sometidos a largas jornadas escolares, extraescolares y demás. Sin apenas tiempo para jugar libremente en su casa o en su entorno.
2. Los padres que por pura comodidad (siento decirlo así pero asi lo veo) los apuntan a todo.
3. Los padres que sienten la necesidad de ser los padres perfectos y tener unos hijos “lo más” , lo que se traduce en querer atiborrar a los niños a toda actividad cultural que aparezca.
4. Los padres que dentro del momento en que vivimos quieren que sus hijos disfruten y se diviertan en familia con aquello que les guste. Poniendo a su alcance los medios pero sin obligarlos ni dirigir todas sus actividades. Fomentando el juego libre y la cultura.
¿Se debe imponer la creatividad?
Hoy en día nos olvidamos que de pequeños eramos creativos sin necesidad de ir a clase de creatividad. Es fantástico que los padres tengamos cada vez un abanico más grande para elegir pero hay que saber hasta donde, que a nosotros nos guste dibujar no implica que necesariamente a nuestros hijos los tengamos que apuntar a clases de dibujo.
Y es que todo tiene su medida y aunque nos guste ir a la moda no todo vale ni sienta bien. Los niños necesitan su espacio, sus juegos, sus momentos de descanso y sobre todo necesitan que dejemos su imaginación y creatividad libre. Los niños ven el mundo de un modo mágico en el que las piedras son tesoros y los palos varitas, pero a menudo los adultos nos empeñamos en que vean todo con otros ojos. Si les quitamos sus gafas mágicas estaremos apagando su imaginación, si les ayudamos a limpiarlas de vez en cuando seguirán viendo como niños.
Un niño tristre y aburrido es un pequeño adulto.
Foto de: cavilacionesdelagartija.blogspot.com