La idea se abre camino en los centros de estudio y análisis más avanzados, sobre todo en Estados Unidos y países de la unión Europea, donde se analizan los efectos de esa medida, la estrategia a emplear frente a China y la forma de cobrar esas indemnizaciones, similares a las compensaciones que se cobran a los vencidos en las guerras.
Dentro de las opciones analizadas, la favorita de los estrategas es retener, en concepto de compensación a las víctimas de la pandemia, la fabulosa deuda que el mundo tiene contraída con China.
El primer país que habló de compensaciones chinas por el coronavirus fue Gran Bretaña, donde una investigación realizada por la Henry Jackson Society concluyó que China pudo mitigar el impacto económico mundial por coronavirus, pero “incumplió” con sus responsabilidades en atención médica. Dicho informe revela además que la actual crisis le costará al Reino Unido, Estados Unidos y Japón cerca de 3,2 billones de libras esterlinas.
Hay otros estudios que sostienenque el virus pudo "escaparse" de un laboratorio de Wuhan dedicado a la guerra biológica y que, en cualquier caso, China ocultó al mundo que el virus había provocado por lo menos diez veces más muertes que las oficialmente admitidas, lo que hizo que la pandemia fuera considerada, en un principio, como escasamente letal, similar a una gripe estacional.
El informe, que sólo evalúa los daños a esos tres países, a los que habría que sumar los causados a países tan dañados como Italia, España, Francia, Alemania y otros muchos de todo el mundo, analiza algunas vías legales para imponer esas sanciones gigantescas a China, que incluyen acudir a la ONU y a la Corte Internacional de Justicia.
Bajo el título “Compensación del coronavirus: evaluación de la posible culpabilidad y vías de respuesta legal de China”, se indica que el Partido Comunista chino buscó la manera de ocultar las noticias sobre la expansión del virus en su territorio.
Al percibir el peligro, China reaccionó desplegando una avanzada y sofisticada campaña de desinformación para convencer al mundo de que no tiene la culpa de la crisis y que, en cambio, el mundo debería estar agradecido por todo lo que China está haciendo”. Esa estrategia incluye la ayuda que China está prestando a países tan azotados por el virus como Italia y España.
Algunos expertos creen que la exigencia a China de compensaciones por daños es como una bola que ira creciendo con el tiempo y se convertirá en el gran tema que ocupará más espacios en el debate y en los medios de todo el mundo, sobre todo si, como muchos creen, los daños del coronavirus no han terminado y serán sobrecogedores si se infectan masivamente continentes como África y América Latina, donde las defensas sanitarias son menos robustas que en Europa y Asia.
Hablé recientemente con dos amigos que trabajan en sendos think tanks, uno de Washington y otro de San Petesburgo, y ambos me confirmaron que todo el mundo busca el origen del virus y si su nacimiento fue natural o preparado en laboratorios secretos. El norteamericano admite que esa exigencia de compensaciones a China por los daños causados es hoy una asunto que preocupa, que llena de turbulencias el futuro del mundo y que está siendo estudiado en todos los grandes centros de pensamiento y estrategia mundiales.
Francisco Rubiales