La cantidad de mujeres de Estados Unidos que mueren por complicaciones de la anestesia durante el parto se redujo en las últimas décadas. Pero un estudio revela que la mortalidad por anestesia regional, que incluye la anestesia epidural y raquídea, crecieron desde mediados de los 90.
Los autores afirman que esas muertes siguen siendo raras, pero dicen que los resultados apuntan a una práctica que podría ser más segura para las mujeres.
La anestesia regional bloquea el dolor en la parte inferior del cuerpo a la vez que la mujer se mantiene consciente durante el parto. La mayoría de las cesáreas se realiza con anestesia regional, pero en las de emergencia se utiliza anestesia general.
La anestesia regional es bastante segura. Rara vez, las pacientes sufren una reacción alérgica grave o problemas respiratorios o cardíacos.
El equipo halló que, entre 1979 y el 2002, la mortalidad materna por complicaciones con la anestesia se redujo un 59 por ciento en las mujeres de Estados Unidos.
Hubo tres de esas muertes por cada millón de nacidos vivos entre 1979 y 1990, comparado con una muerte por cada millón de nacidos vivos entre 1991 y el 2002, publica la revista Obstetrics & Gynecology.
Sin embargo, mientras la mortalidad por el uso de anestesia general disminuye desde los 90, la mortalidad por el uso de anestesia regional creció de 2,5 muertes por cada millón de cesáreas entre 1991 y 1996 a 3,8 por millón entre 1997 y el 2002.
"Es preocupante", dijo la autora principal, doctora Joy L. Hawkins, de la Escuela de Medicina de la University of Colorado en Aurora. Pero insistió en que la mortalidad por el uso de anestesia durante el parto es poco frecuente y hay medidas que las mujeres pueden tomar para minimizar los riesgos.
"Lo más importante es recibir buena atención prenatal y mantener controlada toda enfermedad durante el embarazo", dijo Hawkins. Eso es porque las enfermedades crónicas, como la hipertensión y la diabetes, aumentan la vulnerabilidad a las complicaciones.
Hawkins les recomendó a las embarazadas asegurarse de que el anestesista conozca sus problemas de salud o los remedios que estuvo utilizando.
El equipo utilizó una base de datos oficial de Estados Unidos que registra la mortalidad asociada con el embarazo: entre 1991 y el 2002, el sistema recibió 56 notificaciones de muertes asociadas con el uso de la anestesia durante el parto.
A la mayoría de las mujeres que murieron (48 de 56) se les había realizado una cesárea. En el resto de los casos, no se informó el tipo de parto.
La mortalidad asociada con el uso de anestesia general durante la cesárea disminuyó significativamente en una década: entre 1991 y 1996 se registraron 17 muertes por millón de cesáreas; la tasa disminuyó a 6,5 por millón entre 1997 y el 2002.
En cambio, creció la mortalidad por el uso de anestesia regional durante la cesárea.
Para Hawkins, la reducción de la mortalidad por el uso de anestesia desde los 70 se debería a factores como el uso de fármacos más seguros, un mejor monitoreo de la frecuencia cardíaca, la presión y el oxígeno de las mujeres durante la anestesia, y un mayor conocimiento de cómo las personas reaccionan a la anestesia.
Pero opinó que la medicina se concentró en prevenir la mortalidad por el uso de anestesia general, que es más riesgosa. Estudios en los 70 y los 80 demostraron que las embarazadas eran 17 veces más propensas a morir por anestesia general que por anestesia regional. Y se actuó en consecuencia.
Es difícil estudiar los motivos del aumento de las muertes por el uso de anestesia regional, precisamente porque son casos muy raros. Pero los registros de mala praxis sugieren que varias muertes en los últimos años estuvieron asociadas con la falta de equipos de reanimación de emergencia en la sala de partos.
De modo que, según Hawkins, es posible que contar con esos equipos pueda hacer la diferencia.
Desde | Reuters Health
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