Creciendo

Por Belen
Llevaba varias semanas sabiendo que algún cambio de rutinas teníamos que hacer. Como os anticipé el peque ya no quería echarse siesta después de comer. Algún fin de semana, algún día puntual cuando ha estado malito, pero nada más. Lo bueno es que sus horarios por la tarde-noche se habían adelantando sustancialmente. A las 9 de la noche estaba dormido. Once horas seguidas de sueño reparador parece le bastaban para recargar baterías. Pero las tardes aún eran difíciles, a veces pesadas.
Así que le pregunté si quería empezar a ir al colegio por la tarde. Al principio la idea no le pareció muy buena. Y es que pensaba que también se iba a quedar a comedor. Le tuve que explicar varias cosas, primero que el comedor no es algo malo. Y segundo que muchos niños comen en sus casas y luego vuelven un rato al cole para pasarlo bien, jugar otro poquito. Así que este fin de semana después del susto vírico preparamos su colchoneta y su cojín. Aunque no fuera a dormir, tenía que tener todo eso en clase.
Dejé que fuera él, el lunes, quien se lo llevara a su profesora y le contara que por la tarde le esperara porque iba a ir. Y dicho y hecho, por la tarde fuimos sin problema alguno. ¡¡Salió como una malva!!. Pasó una tarde estupenda, y siguiendo su costumbre a las 9 estaba acostado. Fue el martes cuando la profesora me dijo que había llegado, extendido su colchoneta y se había tumbado un poco para escuchar la música que les ponen. ¡¡Y se quedó dormido!!. Menuda sorpresa, durmió casi una hora. Así estaba tan contento por la tarde.
Ayer repetimos la operación, y lo mismo. Durmió un rato en clase, lo que nos permitió poder estar en el parque bastante rato, sin ponerse pesado o excesivamente cansado.
Así que puedo decir que ya tenemos horario completo de colegio. Y lo hemos hecho a medida que él se ha ido sintiendo preparado. Agradezco mucho que el colegio permita que en el primer año los padres tengamos esta libertad para poder llevarles en horario de tarde o no, incorporarles cuando lo veamos oportuno. Su profesora me ha apoyado mucho en este sentido y me ha guiado también. Solo tengo palabras de agradecimiento para ella y para el centro.
Eso sí, para mi es un poco demoledor porque ando todo el día de la ceca a la meca, y además me da poco tiempo a hacer otras cosas, pero bueno. La siguiente meta es conseguir que quiera que le recojan alguna tarde sus abuelos, o que le lleven después de comer. ¡Todo se andará!.
Y por cierto, una anécdota. Creo que mi niño va a ser todo un Don Juan. Creo que os he contado ya su amor por su compañera E. La abraza, la quiere, la persigue, la agobia..... Pero ayer pude ver comootras niñas le rodeaban y le mostraban su cariño. Conocí ayer a dos mamás de dos compañeras L. y N., estaban encantadas por fin de conocer a mi hijo porque hablaban mucho de él. Cuando quise darme cuenta le tenían las tres rodeado. Una le cogía la manita, otra por el cuello, otra le hablaba al oído. Y mi hijo ahí quietecito, muy digno. Cuando ya salíamos del colegio me dice muy serio: "mamá son mis amigas, pero yo a quién más quiero es a E." Ahí queda eso.
Como crece mi niño. A punto de cumplir sus cuatro años cada día me demuestra su madurez, su nobleza y sobre todo me demuestra que todo lo pasado hasta llegar aquí ha merecido la pena.