VERSIÓN ANALIZADA:Pc
AÑO: 2018
¿DE QUÉ VA? Realmente la trama de este juego es como un mal viaje de LSD. Las estrellas del cielo han desaparecido, y debemos reemplazarlas. Para ello, crearemos masas enormes de objetos que mandaremos al firmamento para que así iluminen el cosmos. Sí, ésa es la historia. Realmente, no jugamos por la historia.
¿CÓMO SE JUEGA? Ésta es la parte más interesante del juego, pero no por ello menos lisérgica. Controlamos a un pequeño príncipe… ser… cosa, que rueda una bola con la propiedad de que se adhiere a ella todo lo que no sea mayor que ella misma. A medida que la bola crece, puede adherir más items, y de ese modo, crece más. Al principio los ítems son objetos cotidianos, plantas o alimentos, pero poco a poco podremos pegar animales domésticos, personas, vehículos, edificios y, en los últimos niveles y de manera absolutamente delirante, ciudades enteras.
¿QUÉ TAL HA ENVEJECIDO? Dado que los gráficos de este juego siempre fueron muy esquemáticos y poco realistas, en ese sentido no hay mucho que perder ni ganar en este remake del original. La jugabilidad es su punto fuerte, eso y una mecánica absolutamente innovadora e irrepetible. El juego es adictivo, de esos que te ofrece recompensa psicológica cada vez que logras pegar algo más grande que la vez anterior. Tu mente te manda pequeños impulsos de felicidad cuando consigues atrapar árboles o personas. Realmente, una sola partida hace que se comprenda fácil por qué el juego engancha tanto con una premisa tan tonta.
¿ES DIFÍCIL? Hacerse el juego es tan difícil como ponerse los calcetines, pero lograr superar los niveles en condiciones óptimas requiere no sólo de habilidad y velocidad, también de buena memoria para conocer bien el mapeado (bastante monótono eso sí) y saber dónde encontrar esos objetos que harán que llegues al siguiente estadio de crecimiento. Algunos niveles pueden suponer un verdadero dolor de cabeza, y luego está tu peor rival, que eres tú mismo intentando batir tu propia marca porque sí.
OPINIÓN FINAL: Uno de los juegos más originales de todos los tiempos, el problema de Katamari Damacy Reroll, como cualquier otro Katamari realmente, es su monotonía. No sólo dentro del juego, sino de toda la saga en sí. Es verdad que la mecánica está bien pensada (aunque a veces el movimiento de la bola puede resultar muy molesto, sobre todo cuando se atasca), pero el esfuerzo por aportar algo nuevo a la idea ha sido cero, y eso es algo que en una industria tan cambiante como la del videojuego acaba pasando factura. Dicho de otra manera: si habéis jugado antes a un Katamari, ni lo intentéis. Es más de lo mismo, literal. Si no, entonces adelante, os lo pasaréis genial. Y no volváis a jugar a ningún otro.
LO MEJOR
LO PEOR
La idea es muy original y bien pensada
El movimiento de cámara es molesto
La estética y humor del juego, con un argumento que poco nos importa
La bola no responde todo lo bien que debería al mando y a veces se atasca
Hay niveles con un diseño muy elaborado que te harán pasar de tener centímetros a kilómetros de altura
El nulo esfuerzo que han hecho los desarrolladores por ofrecer algo nuevo: todos los Katamari son clones absolutos