Robbins no pensaba que poseyera ninguna capacidad especial, pero su profesor lo decía con tal seguridad que aceptó. Aquella intervención de aquel profesor cambió la vida de ese chico, que en pocos años llegó a ser uno de los más valorados talentos de la comunicación. Su profesor hizo una cosa pequeña, pero logró cambiar la percepción que ese chico tenía de sí mismo.
La imagen que cada uno tiene de sí mismo es en gran parte reflejo de lo que los demás piensan sobre nosotros. O, mejor dicho, la imagen que cada uno tiene de sí mismo es en gran parte reflejo de lo que creemos que los demás piensan sobre nosotros.
Nuestra energía interior no es un valor constante, sino que depende mucho de lo que pensemos sobre nosotros mismos. Si no me considero capaz de hacer algo, me resultará extraordinariamente costoso hacerlo, si es que llego a hacerlo. Hay que pensar que la opción del desánimo tiene también su poder de seducción, y que el derrotismo y el victimismo se presentan para muchas personas como algo realmente sugestivo y tentador.
¿Y no es un poco narcisista pensar tanto en la propia imagen? Podría serlo si no se plantean bien las cosas. El narcisista sufre porque en realidad no se ama a sí mismo, sino a su imagen, de la que acaba siendo un auténtico esclavo. En el momento de elegir entre él mismo y su imagen, acaba prefiriendo a su imagen, y ésa es la causa de sus angustias. Desarrollar la autoestima, es decir, una equilibrada estimación de uno mismo, es algo muy necesario, para lo que es preciso tener una buena percepción de uno mismo. Si uno confunde eso con dejarse esclavizar por su imagen, equivoca el camino; pero si logra crear una imagen positiva de sus propias capacidades, sin duda éstas rendirán mucho más.
Por eso, creer en los demás tiene efectos que muchas veces son sorprendentemente positivos. Todos hemos pasado alguna vez por pequeñas crisis, por momentos en los que nos faltaba un poco de fe en nosotros mismos, y quizá entonces encontramos a alguien que creyó en nosotros, que apostó por nosotros, y eso nos hizo crecernos y superar aquella situación. Goethe escribió: «trata a un hombre tal como es, y seguirá siendo lo que es; trátalo como puede y debe ser, y se convertirá en lo que puede y debe ser» (Alfonso Aguiló).