Creo que sólo escribo sobre el tiempo

Por Calvodemora
Lunes
Los lunes vienen atormentados. Da igual que la luz haga cabriolas delante nuestra o que se conciten los astros para que la armonía nos impregne y bendiga. Los lunes son una anomalía de la existencia. Estoy dispuesto a escuchar versiones alternativas. Me parece que siempre tuve esa impresión de los lunes, pero con la edad se hace más patente esa especie de aversión sencilla, no virulenta, en modo alguna dañina. Uno se hace a los lunes como a tantas cosas. Los domingos por la tarde rivalizan con los lunes. Hay quien opina como yo. Lo dirá, vendrá y dirá que llevo toda la razón. Quizá esto lo escribo para que en esta ocasión él me consuele o me anime. ¿Verdad, Raúl?
La noche
De noche, cuando no hay constancia de que afuera la vida bulla, se plantea una contarla en la intimidad, contársela, hacer el papel de registrador de lo que está silenciado, apaciguado, pero que brinca a la luz del día. Ahora mismo empieza a entrar la noche. Se la oye venir, se escucha (si se presta la atención suficiente) su respiración.

Los días extraños
Hay días que ocupan la extensión de muchos. El de hoy ha sido extraño. Todos, a su modo, lo son. Si un día, cuando finiquita, no causa extrañeza, no produce esa inquietud, esa zozobra, piensas que no fue bueno del todo. Los días en los que no pasa nada no cuentan en absoluto, pero apetece de vez en cuando que irrumpa uno que no hurgue, que no te busque el roto y se ensañe.