Creo en la aplicación de los principios de transparencia, real y accesible, en la gestión pública. Estoy plenamente convencida de que reduce de forma ostensible las grietas del sistema por las que se cuelan la corrupción y las corruptelas.
Creo en la imperiosa necesidad de que las personas que dedican parte de sus vidas a la política venzan el miedo a exponer datos e información que durante ese periodo debe ser pública -respetando su derecho a la privacidad, que lo tienen- y, especialmente, aprendan a confiar en la capacidad de la ciudadanía para gestionar esa información de forma racional y responsable.
Creo en los efectos positivos de la transmisión de poder que supone compartir la información abiertamente, ya que puede ayudar a generar economía y mejorar la toma de decisiones públicas, potenciando la conversación multidireccional entre representantes públicos y las personas que son como tú y yo, con nuestros diversos intereses individuales y colectivos.
Pero también creo que ha llegado el momento de recapacitar como individuos sociales, y aumentar nuestra propia coherencia vital.
Creo que la mayoría debemos asumir en nuestra propia vida lo que exigimos con tanta vehemencia a los cargos electos y ejecutivos de la Administración Pública.
Creo que si pretendo construir en un terreno debo cumplimentar los pasos y requisitos establecidos para la obtención de todos los permisos legales y respetar las medidas autorizadas, y no, por la vía de facto, construir y luego vociferar lo injusto que es que la Administración o la Justicia ordenen la demolición de mi pequeña obra.
Creo en el estricto cumplimiento con mis obligaciones fiscales, ni un euro más ni un euro menos de los que me corresponden como ciudadana y trabajadora, sin falsear datos, ni inventar triquiñuelas, ni buscar trampillas varias para reducir mis cargas fiscales.
Creo que no soy invulnerable y, como todos, cometo errores e incoherencias. Es inevitable. Pero, una vez cometidos, los asumo con entereza mientras otros huyen, esquivando sus consecuencias (no importa, antes o después éstas les atropellan).
Creo en la responsabilidad y la coherencia vital, construida con hechos y no con palabrería y poses forzadas, y en que sólo desde esta posición contribuiremos de verdad a transformar la política, la administración y la sociedad.
Y tú, ¿eres creyente y practicante?