Reseña remitida por Pucho Méndez
La atmósfera de los años sesenta está muy conseguida y en el sur de los Estados Unidos encontramos todos los caracteres clásicos, desde la líder femenina racista que instaura un servicio de váteres en los jardines domésticos para uso exclusivo de las criadas negras, hasta el indolente blanco que no comprende que su novia pretenda cambiar el orden establecido: ”dejalo como está….” Por estos seguiríamos en plena esclavitud.
Creo que merece la pena recorrer los diversos personajes de la novela , que nos da una clara idea de una sociedad racista y en la que no es fácil salirse del orden establecido. También me llamó la atención la diferencia de educación y comportamiento entre la joven ejecutiva de Nueva York, editora de libros, mujer independiente y segura de si misma, y la protagonista “joven pueblerina” que vive bajo el “protectorado” de sus padres y a la que le cuesta romper con la tradición sureña: dos mundos en la misma raza blanca.No quiero contar más, pero si os adelanto, que la venganza de una criada corajuda,contra una racista blanca ,sin ser sangrienta puede ser insoportable, o al menos, “intragable”.