Hace unos días mencioné que tenía una “cibercrisis” con el blog, que ya tiene casi dos añitos. Es un tema largo.La cuestión es que leo cada vez más sobre la llamada crianza natural y me siento en tierra de nadie. Cuando opté por dar el pecho a mis hijos, o cuando decidí en algún momento dormir con ellos, cuando jugamos jugamos y jugamos, cuando les enseño cosas, cuando respeto sus ritmos, cuando busco su bienestar, cuando son la prioridad absoluta en nuestra vida, cuando me los como a besos, nos reimos juntos, me pongo en su lugar para ver las cosas como las ven ellos…Cuando no les dejo llorar para dormir, no hago caso del “no lo cojas que se acostumbra, o “no le dejes meterse en tu cama que se acostumbra”, cuando no les digo que no sin más sistemáticamente, les escucho e intento explicarles las cosas de forma fácil cuando es posible….siempre estuve haciendo lo que mejor me parecía a mí. Nunca tuve en mente ni imaginé que había formas de catalogar la crianza, pero poco a poco y a raiz de comenzar el blog, he ido descubriendo que las hay.Pero yo no parezco estar en ninguna.Por un lado no coincido con las abuelas de mis hijos en la poca relevancia que le dan a la lactancia. Ni con mis propias abuelas en lo de “más vale un cachete a tiempo”. No coincido tampoco con algunas actitudes de madres que observo en el día a día. Y estoy agradecida a las madres que hablan de la lactancia y de las que algo he aprendido, a ellas tengo que agradecer que la lactancia de la Chiquinina haya sido mejor que la de mi Chiquinini. Pero a pesar de esto, no me identifico del todo con la llamada crianza natural.Porque no consumo productos ecológicos, porque estoy a favor de las vacunas, porque al empezar a trabajar he dejado la lactancia materna de mi hija, porque no colecho con mis hijos de forma sistemática (ni tampoco lo rechazo porque se acostumbren, lo hacemos básicamente cuando ellos quieren); porque no porteo a mi bebé, y no es por nada, pero a la hora de la verdad me resulta más práctico el cochecito. Mea culpa.- Si voy al parque y tengo que ayudar al Chiquinini a trepar por un columpio, por ejemplo, prefiero no tener a la niña colgada-Creo que el parto debe respetarse, dejando que fluya de forma natural en lo posible. El parto es algo difícil de explicar porque no se parece a ninguna otra experiencia con la que se puedan establecer comparaciones; es una experiencia fuerte, intensa, llena de emociones, sentir cómo sale tu bebé… Pero pedí y pediría otra vez la anestesia epidural.Creo que la tasa de cesáreas es llamativamente alta. Pero por muchas cosas que haya que mejorar en los hospitales, nunca daría a luz en casa en lugar de en un hospital.Es más, hay cosas de las que leo que me preocupan. Me preocupa ese “feminismo” que puede echar por tierra lo que nos ha costado tanto tiempo conseguir. No somos iguales a los hombres, y es cierto que la maternidad te abre los ojos a este hecho, pero al menos ahora tenemos (casi) las mismas oportunidades y podemos elegir. Antes las mujeres no podían elegir. En la práctica sí es cierto que queda mucho trecho por recorrer para que podamos compatibilizar trabajo y maternidad, compatibilizar con mayúsculas y no de boquilla. Para que podamos estar más tiempo con nuestros hijos, sobre todo cuando son bebés. Y no sólo por prolongar la lactancia materna ( que también, pero es que a veces parece que todo gira entorno a eso); sino porque sí, porque nos necesitan, porque es lo mejor para ellos. Es necesario que se valore más a los niños y la maternidad.Que las opciones que hay sobre el papel ( reducciones de jornada, excedencias, etc) no sean una penalización en lo laboral en la práctica. Es una labor difícil, pues se trata de educar y concienciar a toda la sociedad.Por otro lado, no comparto la idea de que la maternidad nos ensalza. La maternidad es sin duda algo milagroso y personalmente lo mejor que me ha podido pasar. Pero sigo siendo yo; o visto de otro modo, alguien que no quiera o no pueda tener hijos, sigue siendo igual de mujer. ¿A caso consideraríamos a alguien menos persona porque le faltase un brazo? No.Entonces no entiendo por qué hay que divinizar la maternidad, el cuerpo de la mujer y su función reproductiva, etc.Además el ser padres es tarea de dos. No sólo la madre se ve en la encrucijada de elegir cómo reparte su tiempo. También el padre. Porque hay trabajos que son incompatibles con la familia, bien sea por el tiempo que consumen, bien porque implican viajar continuamente, por muchas cosas.Y a pensar de todas estas diferencias con la llamada crianza natural, creo que mi maternidad es totalmente consciente, intensa, plena.No es que lo crea, es así porque así lo vivo.Estoy educando con dedicación, paciencia, firmeza e infinito cariño ( o eso intento). Y humor, para mí es importante pasarlo bien juntos y disfrutar del día a día con mis niños. Y hacerles participar de todas las cosas en las que su edad se lo permite. Pero cada persona es diferente. Por eso no me terminan de convencer las etiquetas que veo últimamente y que delimitan demasiado algo que no se puede cuantificar…Cada persona es un mundo, y desde luego mi maternidad es plenamente consciente y feliz, aunque no haya porteado a mis bebés o no les haya dado teta hasta los dos años. La maternidad y el vivirla de forma plena y feliz es mucho más que eso. Supongo que lo que quiero decir es que me encanta ver que cada vez hay más madres preocupadas por mejorar todo lo que se pueda mejorar y que se dejan llevar por su instinto; pero una vez más, yo abogo por el término medio.