A estas alturas de la película creo que pocos dudan de lo real y cotidiano que empieza a ser el archifamoso cambio climático. Además del cambio de temperatura o posible remodelación de algunas costas, este fenómeno paulatino hará que nos acostumbremos a la aparición de nuevas enfermedades, nuevos patógenos o a la reaparición de otros que ya creíamos olvidados. Sin ir más lejos, desde hace unos años hemos visto cómo se acercaba a nuestro vecindario virus como el Chikunguña, el del Nilo Occidental o, recientemente, el temido –y últimamente venido a menos mediaticamente- virus Zika. Al fin y al cabo, ya tenemos en España uno de los vectores –el mosquito tigre- más conocido para muchos de estos patógenos. El virus Dengue también utiliza, como taxista y entre otros, a ese mismo mosquito, por lo que muchos virólogos, más que preguntarnos si acabaremos teniendo éste u otros agentes infecciosos en nuestro país, nos preguntamos… ¿cuándo?
Y ya que he mencionado al virus Dengue, un virus que está en una franja terrestre donde viven casi 3000 millones de seres humanos, comentar que, en algunos casos, este bichito –si me permites la frivolidad- se muestra como inductor de fiebre y hemorragias, algo que acaba de saltar a todos los medios de comunicación en relación a otro agente patógeno realmente preocupante, el Virus de la Fiebre Hemorrágica Crimea-Congo, un virus que se describió, tras la picadura de garrapatas, como las del género Hyalomma, inicialmente a mediados del siglo pasado en la península de Crimea –esa que por motivos geopolíticos se hizo famosa hace unos años- y posteriormente se identificó como el mismo agente infeccioso aparecido en el Congo Belga. De ahí su nombre compuesto.
Antes de volver al Crimea-Congo, comentar que virus que producen fiebres hemorrágicas hay varios, peligrosos y que normalmente suelen tener en otras especies animales sus reservorios donde vivir en armonía y equilibrio, sin producir grandes trastornos, hasta que nuestra especie entra accidentalmente en contacto con él, convirtiéndose en lo denominado “especie de culo de saco”. Además del temido Ébola o mencionado Dengue, otros virus inductores de fiebres hemorrágicas serian varios miembros de la familia Bunyaviridae, como el mismísimo Crimea-Congo, hantavirus como el exótico virus Sin Nombre o virus de la familia Arenaviridae tales como el Junin, en Argentina, o el Machupo boliviano. ¿Pero, cómo llegó el Crimea-Congo a nuestra sierra abulense?
Realmente no se tiene claro. En cualquier caso, comentar que este virus –o un primo suyo- ya fue avistado en garrapatas sobre algunos ciervos extremeños hace unos años. Se sabe, además, que algunas aves picadas y chupadas por garrapatas podrían transportar el virus a largas distancias. Por ejemplo, y aunque no vuelan, avestruces de granjas sudafricanas infectaron a personas en algunos mataderos. Es una de las opciones. No la de los avestruces, pero sí que alguna ave migratoria hubiera llevado, en su taxista artrópodo, al virus hasta esa Sierra de Gredos donde, por desgracia, se infectó, con resultado fatal, una persona.
No voy a entrar en más detalle sobre el virus, su ciclo vital, síntomas, diagnóstico o tratamientos, por falta de tiempo, por falta de espacio y porque puede encontrar toda la información que necesite, incluso en español, en la página oficial de la Organización Mundial de la Salud. Simplemente, concluir como comencé; se aproximan nuevos tiempos, un cambio climático a escala mundial que influirá en la distribución de muchas especies animales, vegetales y, claro está, de los patógenos asociados a ellas. Alarma nunca, pero sí precaución y confianza en los centros de vigilancia epidemiológia. Y, por supuesto, no acudir a urgencias cada vez que nos duela un poco la cabeza, pero si nos sube súbitamente la temperatura, experimentamos mialgias, mareos y otros síntomas molestos, no necesitamos la invitación de ningún Centro de Enfermedades Infecciosas para acudir a nuestro médico. Sin prisa… pero sin pausa.
DIVULGACIÓN CIENTÍFICA DEL 05 DE SEPTIEMBRE DE 2016
Esta semana mi+dtv trata de cómo los genes condicionan nuestra conducta; lasenfermedades metabólicas hereditarias; la expansión demográfica de los pulpos.
Por si se le ocurre hacerlo así, a las bravas, sin método y fórmula, decirle que el famoso cubo de Rubik, el más sencillo, el de toda la vida, cuenta con el siguiente número de posiciones distintas:
433 252 0032 274 4891 856 000 opciones distintas. Hoy, en Entre Probetas hablaremos de las matemáticas que se esconden detrás de este juguete, de la locura de su inventor y, ya puestos, le daremos fórmulas para completarlo con éxito. Hablamos con la plataforma IberoRubik. También, en final de temporada,hablaremos de arroz dorado y de otras noticias de actualidad.
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