Crímenes del corazón, sobre Monster's Ball, de Marc Forster

Publicado el 22 julio 2009 por Correotomas


Hay dramas y dramas. Existen películas intensas, y las hay también desgarradoras, de esas que tienen la virtud de dejar al espectador en KO. Monster’s Ball (Cambio de vida en Argentina, El baile de los muertos en otros países hispanohablantes) es una de ellas.
Dirigida por el ecléctico Marc Forster –ver texto aparte-, ésta es una trama de personajes densos, inmensos en contextos duros, limitados, fríos.
Sin embargo, el film quedará en la historia (o al menos su mayor característica será) por ser el que le valió el primer Oscar a una actriz negra por un rol principal: Halle Berry.
Y sí, la Leticia Musgrove que encarna Berry es de una intensidad, una entrega y una visceralidad dignas de ser premiadas, y es mérito de Forster el brindarle semejante rol a una actriz que en materia cinematográfica no había podido lucirse, aunque su Dorothy Dandridge para un telefilm estadounidense haya cotizado su carrera con justo reconocimiento. La otra cara del film es el comisario Hank Grotowski al que le presta el cuerpo Billy Bob Thornton. Rol difícil para un actor, porque el personaje requiere cierta –excesiva- tranquilidad, y parece explotar sólo una vez (prestar atención con qué o quién), y Thornton se muestra así: pacífico, resignado, y a la vez honrado por su crudo cargo penitenciario, y con una difícil carga familiar, que lleva consigo del único modo que puede, soportándolo sin quejas ni depresiones.
La tercera pata, ya en un secundario claro, es el hijo de Grotowski, al que Heath Ledger personifica en la primera media hora. Su apatía recuerda, por momentos, el ascetismo de su Ennis del Mar, el papel consagratorio de su carrera, por Secreto en la montaña.
Forster se luce dirigiendo actores, y sabe manejar las riendas de un guión durísimo, en el que ocurren bruscos giros dramáticos, sobretodo en los primeros cuarenta minutos de metraje. Los novatos Milo Addica y Will Rokos fueron los responsables, y por su original script llegaron a ser nominados al Oscar.
Cambio de vida es sin duda un film que divide aguas entre los que se presten al dramático ir y venir de estas almas carentes de tantas cosas. Forster los retrata con oficio y cierto alejamiento, que se agradece. El film golpea, casi desde el inicio, por lo que nada se percibe maniqueo o en pos de. Los hechos son fuertes, porque la vida también a veces lo es, y hay que ser valiente, profesional ¡y artista! para poder contarlo en menos de dos horas.
Plus
Halle Berry tiene un par de escenas soberbias. Y una mirada intensa que conmueve y da escalofríos. Dan ganas de verla en roles así más seguido. Su carrera ha ido cuesta abajo, pero de vez en cuando elige bien, y vuelve a mostrar su oficio. El caso más reciente es el film que protagonizó junto a Benicio Del Toro: Lo que perdimos en el camino (Things we lost in the fire), de la danesa Sussane Bier, comentada en su momento en Sala de Cine, cuyo link adjunto, disponible en el archivo: http://salacine.blogspot.com/2008_05_18_archive.html
El director multitarget
Marc Forster debutó en el celuloide con un oscuro thriller titulado Loungers, en 1996. Le siguió un drama independiente encabezado por la dupla Rhada Mitchell – Megan Mullally, Un grito en la noche (Everything put together). Al año siguiente, Cambio de vida, un proyecto bien diferente a sus predecesores. Pero en 2004 sorprendió que consiguiera la dirección en un film de estudio, con holgado presupuesto, y varias estrellas: Descubriendo el País de Nunca Jamás (Finding Neverland). Forster demostró estar a la altura, y el film sobre el escritor de Peter Pan es hoy un fresco emotivo y mágico.
2005 es el año del regreso a sus inicios, y dirige a Ewan MacGregor y Naomi Watts en el film de suspense Tránsito (Stay), para luego manejar los hilos de la comedia con la inteligente Más extraño que la ficción (Stranger tha fiction), de 2006.
Y como Forster es un realizador hambriento de desafíos, en 2007 se topó con un best-seller, The Kite Runner, y puso su sello en Cometas en el cielo. Como si todo ello no bastara, cambió de género nuevamente, otra vez como director mainstream, nada menos que para dirigir al nuevo 007 en Quantum of Solace.
Cada cual podrá juzgarlo visionando su filmografía, y habrá quien lo condene por la falta de una coherencia en su propio camino temático como director/autor. En mi humilde visión, Marc Forster es un realizador de ¡cuarenta años! que ha sabido navegar distintas aguas, con la mayor valentía, rigor y oficio, y destellando, de vez en cuando, pinceladas de gran director. Su carrera recién comienza, tiene tiempo de sobra para seguir inspeccionando nuevos géneros…