El ser humano tiene entre sus características fundamentales de conducta el de valorar las cosas -y personas- hasta que las ve o siente perdidas. Nadie puede negar que la frase engloba la verdad de nuestra manera de ser. Esa particularidad que desgraciadamente tenemos es lo que está llevando poco a poco al declive de la humanidad.
Y es que lo vemos con los recursos no renovables, por ejemplo: regalos de la naturaleza que por el no considerar su aporte y abogar por su cuidado lamentablemente un día les diremos adiós aunque en ciertas ocasiones es el mismo planeta el que nos enseña a apreciar algunos de los medios que el mismo nos da.
Dos mil doce, sus primeros meses, fue testigo de una terrible sequía -falta de lluvia, exceso de calor- que se sufrió en todo el año previo principalmente en ocho países del occidente y parte central del continente Africano: Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania, Níger, Camerún, Nigeria y Senegal.
Sahel, la región más pobre de África y que abarca a dichos países, es lamentablemente el epicentro tanto de las malas cosechas como del incremento de los precios fruto de la sequía. Entre las víctimas mortales del hambre la UNICEF calcula a un poco más de 127.000 niños menores de cinco años.
Les comparto una galería de imágenes del fotógrafo Ben Curtis [de la Associated Press] que documenta la brutal situación.
Recordemos: éste problema -y la mayoría de ellos- no se solucionan solo con rezar, se necesita actuar.
Imagen | Flickr
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