Esta semana, hablando con una amiga, me preguntaba si mi Peque estaba ya con la crisis de los 4 años. ¿¿¿Qué???, ¡¡No fastidies!!. Había oído hablar de ella, pero francamente, después de pasar lo que pasamos con la maldita crisis de los 2 años, había borrado de mi mente cualquier crisis posterior.
Fue una conocida (que no amiga), de profesión maestra la que me alertó de las crisis que me quedaban por pasar. Me comentó que la de los 2 años, sin duda, es la más fuerte, cuando el niño experimenta un cambio importante, pasa de ser casi un bebé a convertirse en un niño más autónomo y eso a veces, como muchas sabéis, supone muchos berrinches, rabietas, rebeldías y un largo etcétera. ¿La receta para combatirla? Paciencia, y más paciencia, no se me ocurre recetáos nada más. Y mira que he probado cosas. Si la crisis de los 2 años la pasamos más o menos "airosos", la de los 4 será leve, pero, según ella si no somos firmes en esta crisis, la de los 4 es tremenda. Como no comparto muchas cosas en cuanto a crianza con esta persona no le di veracidad a su información. Con la única parte que me quedé de lo que me contó fue con que teníamos pendiente una crisis.
Como digo nuestros 2 años fueron de los terribles. Después de muchos berrinches, llantos y peleas conseguimos superarla. A medida que crecen es más fácil combatir ese llanto de frustración pura y dura, un llanto de no entender nada. Con el tiempo hablas con el niño, dialogas, te entiende, le calmas, le mimas.... y así un día, y otro, y otro... Ya sabemos cómo son los críos. Pero una cosa es un llanto puntual y otra un llanto en serie.
Pues yo llevo una semana de llanto en serie. Lo peor del asunto es que aquí no hay solo llanto, hay rebeldía, ha aprendido a mentir, me echa pulsos, y siempre pendiente de dónde le pongo el límite. Si os digo la verdad, esto está empezando a ser durillo.
Esta mañana se ha levantado con un firme propósito: "¡mamá, yo no quiero ir al cole!". Ese ha sido su particular ¡¡buenos días!!. Así, nada más empezar. Mamá con una paciencia ya casi agotada ha hecho caso omiso a semejante patochada, le he dado el desayuno y me ha ayudado a preparar su mochila y su re-desayuno del recreo. Todo ha quedado olvidado y ha ido tan feliz. Pero al salir,...., vuelta a empezar. ¿El motivo?, realmente daba lo mismo, pero ha decidido que el tema de la bronca sería: "se me ha olvidado contar una cosa a mi profesora, tengo que volver y decírselo". Esto ya con el cole cerrado, la profe en el comedor, etc, etc, etc. Resultado, lloros varios, gritos, me rebozo por el suelo. Ainsssssss, agotador. Pero aquí mamá no ha tenido tanta paciencia y es que me matan estos ataques que le dan. Eso sí, tras calmarme yo, hablamos, y en seguida pide perdón, pide un abrazo y como si no pasase nada. Me ha acompañado a comprar fruta y parecía una malva.
La rebeldía es continua, y ahora miente. Ayer le doy un bocadillo de merienda, le dejo solo unos minutos en el salón mientras yo preparaba las cosas para irnos a música. Viene muy contento a abrazarme, contándome que se lo ha comido todo. ¡Mentira! le dio medio bocata a la gata, ella feliz claro.
Vamos que tengo una joya..... de la corona. Hoy tendrá su castigo. No me gusta castigar, aunque yo más lo llamo retirada de privilegios. No es que tenga un efecto demoledor. Pero hoy no hay juegos de ordenador, que le gustan mucho, no los tendrá en todo el fin de semana. Y a la hora de comer no hay dibujos. Puede verlos más tarde, pero no mientras come. Se acabó la tarde de parque, podrá irse con su padre a devolver unos libros a la biblioteca pero no más.
Él ya entiende perfectamente que su comportamiento trae consecuencias, y debe aprender que no se debe dejar llevar por la ira.
Me consta que estos períodos son fundamentales en su crecimiento y desarrollo. Necesitan fijar límites para autoafirmar su personalidad, sé que esto forma parte de la tarea de ser padres, ayudarles a superarlo, no castigar sin más, entenderles. Pero las cosas como son,..., ¡soy humana!. He agotado mis reservas de paciencia. Y es que, con quien peor se porta es conmigo.
Esta amiga me contaba que ella había rachas que le daba por perdido,...., os confieso que anoche se lo decía así mismito al papá sin complejos. Pero después recapacito y me arrepiento. Este niño, insisto, no me pone las cosas fáciles. Esto de la maternidad tiene un desgaste....
Yo estoy agotada, ya os lo digo, porque llevamos así toda la semana. Así que sí, tiene pinta de que estamos en otra maldita crisis. Vamos que estamos como el país.
Quería aprovechar para agradecer a Lulú y su blog Experiencias de una madre, un premio que me dio hace unas semanas, el premio me encanta tu blog. Lulú disculpa la tardanza pero ando algo despistada. Aprovecho para desearte una pronta recuperación de tu pequeña.
Y también agradecer a Ana de Creciendo con David, Estanjana de Yo Madre y Cartafol de Historias de un principe y cuatro princesas, que me han concedido el premio de Blog con estilo.
Mil gracias a todas, a estas alturas todos los blogs que me gustan y sigo tienen estos premios, así que queda todo dicho. Un gran beso para todos.