Ayer vi un capítulo de “Modern Family” (serie que os recomiendo encarecidamente, hay capítulos con los que no me he podido reír más) en el que uno de los personajes cumplía 40 años. Se trata de una persona normalmente risueña, optimista y feliz, la que da el punto cómico a una pareja de gays en la que uno de ellos es el serio que tiene los pies en la tierra y el otro es soñador e imprevisible. Pues durante todo el capítulo se cambiaron las tornas, el cumpleañero se mostraba irascible y preocupado por una fiesta que supuestamente tenía que ofrecerle su marido para celebrar su onomástica. Finalmente, el ya cuarentón (que mal suena siempre esta palabra) descubre de sí mismo que lo que le pasa es que está aterrado por la edad que cumple. Llora y llora y sé pregunta qué ha sido de su vida, por qué no ha conseguido todo lo que quería y se suponía que iba a tener cuando llegase a la cuarta década de su vida…
Algo en mí se removió… últimamente yo me encuentro igual que este personaje al principio del capítulo, irascible, un poco deprimida, preocupada… Vale que tengo razones para estar un poco más tristona de lo normal, pero yo siempre he sido una persona muy vital, que disfruta de las pequeñas cosas y que suele ser bastante optimista respecto al futuro (a pesar del gran palo que me ha dado la vida, los que leéis asiduamente el blog sabéis de qué hablo) En estos últimos meses me cuesta sonreír como antes, sentirme bien porque he cambiado las sábanas y voy a dormir entre tela que huele a suavizante, acurrucarme en el sofá y tener una sensación maravillosa, que alguien me obsequie con un detalle y que la felicidad de sentirme querida me acompañe varios días. Últimamente todo se me hace cuesta arriba y pienso demasiado en el futuro… Así que creo que yo también estoy pasando la crisis de los 40… eso sí, a los 37…
No hay día que no piense qué va a ser de mi vida a nivel laboral. Yo siempre he sido la gran promesa de mi familia, la primera que cursó una carrera universitaria, que empezó a trabajar antes de terminar de estudiar, la que podía con todo y tenía un futuro prometedor… ¿y en qué me he quedado? Por las circunstancias, ahora mismo no trabajo, pero no sé si podría hacerlo en caso de querer, mi carrera no es tan maravillosa como para que las empresas se peleen por mí… Sigo siendo joven para muchas cosas, pero mayor para muchísimos trabajos… A estas alturas, se suponía que iba a ser directora de programas, ejecutiva en alguna televisión, guionista de éxito… no sé, que iba a destacar en algo, y me he quedado en una más del montón de periodistas que ahora mismo está en paro.
Mi casa tiene 40 metros, llego con apuros a fin de mes… no sé, no era esto lo que se suponía que iba a ocurrir, no son los planes que se suponían trazados para mí… La vida pasa y no sabes muy bien a dónde te va a llevar porque has perdido los sueños y las ilusiones por el camino… Y la situación actual de este maldito país no ayuda para nada a los que nos vamos haciendo mayores…
Y no es que me queje de mi vida, de verdad, me gusta mucho, pero mucho, quitando la enfermedad que me rodea, todo lo demás, en el plano personal, es fantástico: tengo amor a raudales, de mi pareja, de su hija, de mi familia, de la suya, amigos estupendos que hacen que nunca me sienta sola… Es el plano profesional y económico el que me atormenta…Quizá es que siempre hubo demasiadas expectativas sobre mis hombros, mías y de los demás, y de algún modo siento que estoy fracasando, que no he llegado a nada de aquello que el resto y yo misma esperábamos…
Tampoco es que esté así siempre ni que estos pensamientos me ronden la cabeza continuamente, pero sí que lo hacen bastante más a menudo que antes y no me gustan pero nada…
Lo que más miedo me da es que tengo 37… ¿todavía me quedan tres años de crisis? ¿Alguien más ha pasado por esto y me puede decir cuándo empiezas a aceptar la realidad y dejas de pensar tanto en el pasado y en el futuro?