Sin más reconocimientos de que somos más buenos que el pan.
La crisis no ha terminado, mientras haya contratos precarios y sueldos que en el mejor de los casos no llegan a los 1.000 €, máxime cuando en el supuesto de corresponder a la nueva promoción de empleo tras esa rídicula e inestable recuperación económica, decir que tener uno acuerdo indefinido es tan sólo papel mojado, ya que a la empresa le permite despedir por cualquier motivo disfrazado, bien por falta de empatía con los compañeros, ineptitud, falta de asistencia, razones técnicas, merma del flujo productivo y comercial, etc., lo que se considerará un despido objetivo, produciéndose la extinción del contrato mediante aviso de carta de despido y pago de 20 días por año trabajado con una limitación máxima de 12 mensualidades.Las "sucursales" asociadas a la Red Acogida : Asociación Alternativa en Marcha (Madrid), Asociación Pro-inmigrantes de Asturias, Bayt Al-Thaqafa ( 1 en Barcelona ciudad y otra en Sat Vicent dels Horts de Barcelona ), Burgos Acoge, Cantabria Acoge, Córdoba Acoge, Guada Acoge, Elche Acoge, Diversidades, Karibu, Lucena Acoge, Mancha Acoge, Murcia Acoge (6 centros), Procomart Valladolid Acoge, Rioja Acoge, Salamanca Acoge, Valencia Acoge, Vega Baja Acoge.
El fin es la acogida, el trabajo en red bajo la óptica de considerar a toda persona inmigrante como sujeto igual a derechos.. financiada con fondos públicos, que ni siquiera tienen acceso los ciudadanos españoles que están pasando por verdaderos apuros económicos, lo que nos hace pensar que en este país somos " más papistas que el Papa" y " más tontos que un zapato de gamuza azul ", por ser un ejemplo de solidaridad que llega a unos límites de insospechada sordidez. España dispone de una "red" de subvencionados para quienes "aterrizan" en nuestra desecada y altísima quimera del bienestar, desprendida por vocación samaritana y pretendida ser "más alta que un pino y más tonta que un pepino". Aexcepción, menos mal, de Caritás y Cruz Roja Española, los españoles quedan en un segundo y "apestado" lugar, ya que estos movimientos de "ejemplaridad" no contemplan ayuda constante alguna en caso de urgente necesidad.
Por si no lo sabían nuestros lectores, existen países con más transparencia y sin tanta "mamandurria" social, en el que no se permite la entrada de extranjeros si va en detrimento de los intereses de los trabajadores propietarios, al fin y al cabo, de la tierra que podría acogerles como complemento de una necesidad puntual, tal es el caso de Cánada por poner uno de los muchos ejemplos, en el que se exige un contrato de trabajo previo a la entrada al país del destino, con ausencia total de antecedentes penales, y con una predisposición a ser devueltos si los argumentos para su admisión como visitantes ocasionales o turistas no convencen. Sin duda una medida de protección que evita el desplome del mercado de trabajo nacional que reduce en gran medida el paro y el desanimo laboral, sin tener que recurrir al aumento de cuotas que no se hayan concebido y prefijado para el bienestar de los ciudadanos que directamente contribuyen a sufragar con sus impuestos la riqueza del país.
Así de claro y de sencillo. Somos el aladid de la acogida, las ayudas económicas, el derroche en obras faraónicas, los buenachones del lugar, pero somos incapaces de cuidar de los nuestros como tal podría suponerse de un país tan desprendido como es España, haciendo que el paro se transforme en ocupación juvenil, que prosperé con capacidad y ayuda de los experimentados, alentando a trabajar con formación, sin dejar de sorprendernos que algún otro día se haga cargo de firmar un contrato de trabajo como empleador aquél inmigrante al que otrora subvencionamos, dándole de comer y formándole para sustituir a un lumpen de vagos que se han pasado media vida mirando a otro lado.