Crisis Social, ¿vale todo para conseguir salir de la crisis?

Por Mdejaime



En 2007 se publicó la LAPAD, es decir, la ley que todos conocemos como ley de dependencia. Ésta está fundamentada para ayudar a aquellas personas que necesiten ayuda para realizar las AVD (Actividades Vida Diaria). No pensemos que solo va dirigida a ancianos, aunque bien es cierto, que es el sector que más se beneficia. Sino también se dirige a niños, jóvenes o adultos.

Cuando se solicita esta ayuda, la persona dependiente es valorada para determinar su grado de dependencia, el cual oscila des del más bajo I-1 hasta el más alto III-2. Cuando se puso en funcionamiento la ley, solo se adjudicaba la ayuda a quienes tenían el grado más alto.


Actualmente, ya se benefician todos los grados menos el I-1.
Las ayudas son varias, desde tener a alguien unas horas a la semana en el domicilio, la tele-asistencia, ingreso en un socio-sanitario, en un centro de día o en una residencia en plaza colaboradora o concertada, hasta recibir una prestación económica por cuidador no profesional, por ingreso en una residencia en plaza privada.
El que recibas una ayuda u otra depende del grado de dependencia que se tenga. Y, las prestaciones económicas se calculan en función del grado, de la renta y de la pensión que se reciba (en caso de recibirla). 
Todo el proceso, des de que se solicita la ayuda hasta que se recibe suele durar entre 6 y 9 meses. Aunque lamentablemente, la realidad no suele ser así. Debido a la situación tan crítica que está viviendo el país, los pagos de prestaciones se están retrasando e incluso ha llegado el punto en el que el mes de julio pasado, las residencias no han cobrado sus plazas colaboradoras. Esto ha implicado que muchos centros para poder pagar a sus empleados y proveedores hayan tenido que pedir un crédito e incluso pedir ayuda a los familiares para que paguen la parte que la Generalitat ha dejado de pagar a las residencias. 
No está muy claro si con esto podrán solucionar algo, pero si no es así, es posible que haya otro mes que no paguen, y al final, muchos centros deban cerrar sus puertas y muchos ancianos se vean en la calle. ¿Cómo acabará todo esto? No se sabe, lo único que podemos hacer es esperar. 
Anna Viñals  Trabajadora Social