La princesa fue al bosque, recibió instrucción cristiana y luego fue bautizada, tomando el nombre de Cristiana. Luego de esto, quiso consagrarse a Cristo y sus padres, aunque permanecieron en el paganismo, le dieron su permiso. Entonces Cristiana cruzó el mar y se instaló en la antigua Ticlivinnum, actualmente la belga Dikkelvenne. No consta cuantos años vivió como ermitaña, pero a su muerte, fue sepultada en su misma ermita y sus restos venerados por los lugareños. Como suele pasar, pronto los milagros se hicieron presentes y el culto fue a más. Sobre la ermita se construyó una bella iglesia. En el siglo IX las reliquias fueron trasladadas a la Colegiata de Nuestra Señora, en Dendermonde, donde su culto continúa hoy en día.
A 26 de julio además se celebra a
Santa Ana, madre de la Virgen María.
Santa Pompeia (Alma), viuda y eremita.
Beata Camilla Gentili, mártir.