Eramos como esa ciudad mencionada en el sermón del monte, situada encima de una colina que todo el mundo la podía ver por la luz que reflejaba pero muy apartada e incluso inaccesible para el hombre de pie.
Pero con el tiempo fuimos entendiendo en la medida en que fuimos madurando la gracia de Dios en nuestra vida que era necesario que la iglesia se trasladará de la colina a las catacumbas o vivencia underground de las ciudades.
El Jesús histórico no dudó en su tiempo y en su contexto de mezclarse con aquel sector desechado por la sociedad : prostitutas, cobradores de impuestos, pecadores, endemoniados, enfermos, etc... con la misión específica de anunciar el evangelio desde un prisma horizontal y no vertical.
Con el tiempo la contracultura cristiana ha ido dejando huella en nuestras pequeñas y grandes urbes, mediante todo la exposición cultural que ha estado a nuestros medios como grafitis, musica, rock, redes sociales, y manifestándose también porque no a través de las razas urbanas de nuestra sociedad. Claramente filtrado por nuestra declaración de fe y nuestros principios validos.