Cristitrolles y nueva contrarreforma contra la libertad

Publicado el 25 enero 2011 por Pepemantero

Llegan, se meten –con total desfachatez, sin respeto alguno- en tu vida, se instalan en tu blog y se fuman un puro. Los catequistas cibernéticos, ejerciendo el nuevo apostolado de esta contrarreforma neoconcatólica, te entran suavemente, se alegran de conocerte, que qué bien que un blog, que qué bonito es poder expresar tus ideas, pero… El neocatequista, neoapóstol neocón contrarreformista siempre tiene un pero: le jode que te metas con sus jefes; no que te metas… que te rías, que te hagan gracia sus movidas. Les jode tanto la risa como a Jorge de Burgos, que asesina e incendia para que no se descubra el poder de la risa que humaniza. Entonces, contraataca desde esa jesuítica pretendida suavidad… ¿no crees, hermano…? ¡Pues no, no creo, qué coño voy a creer! No me da la gana, no siento lo que sienten usted y sus jefecillos. Está uno en diferente longitud de onda.

A nadie se le oculta: estamos viviendo una contrarreforma católica de mayor virulencia que la que asoló Europa cuando Lutero. Ahora, los contrarreformistas tienen nuevas armas, nuevos collares… aunque sigan siendo los mismos perros… del Señor. Domini canes.

Es un nuevo estilo de troll, el troll cristiano, el cristitroll. Incombustible, incansable, suele esconder su nombre en seudos de dudosa fortuna y del tipo qué-cristiano-soy-y-qué-buen-rollito-tengo. Implacable, conoce bien sus objetivos y va a por ti. Fija en tu blog y en tu vida su mira telescópica, carga su rifle dogmático de argumentos ad hominem, se arrodilla sobre su biblia y… acoso y disparos.

El cristitroll se caracteriza por no escuchar: sólo se escucha a sí mismo. Comienza por mentirte sobre cuánto te valora, sobre qué bueno eres, y suele pasar a la acción directa –apostólicamente terrorista- en el segundo pero.

Demás está que les digas –con toda la serenidad de que eres capaz- que respetas su movida religiosa pero que pasas de ella. El/la cristitroll, erre que erre. Pues bien, ni me interesan los dioses ni las entidades o personas que supuestamente les representan y vocean. Así que, queridos y queridas cristitrolles, ¡Aire!

Aire o, claro, antispam.


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