Cristóbal Colón y la Ciencia

Por Fernando Alonso Conchouso @ColonGalego

En el siglo XV y XVI no se discutía la redondez de la Tierra, no necesitaba Cristóbal Colón convencer a las distintas juntas de Sabios sobre esta cuestión, pero salvo la de Salamanca todas encontraban un problema infranqueable, y ese problema residía en la creencia Ptolomeica que a partir del grado 90 todos los cuerpos se precipitarían inexorablemente al vacío si antes no eran devorados por terribles bestias. Ptolomeo había dibujado varios mapas que delimitaban la zona habitable y segura, aún habiéndose perdido todos ellos, fueron copiados y reproducidos sin cuestionarse jamás hasta que el Continente Americano fue descubierto. Esta idea y la concepción geocéntrica de la Tierra era la creencia que la Iglesia imponía por buena y determinante.

Cristóbal Colón tenía la certeza empírica del error de esta teoría, para comprobarlo viajó al Sur superando la zona tórrida y a Ultra Thule al Norte, comprobó que las creencias basadas en los mapas de Ptolomeo no eran correctas, esto le acreditó para defender que un viaje al Oeste no tendría por qué acabar en tragedia ya que había demostrado que al norte y al sur estas reglas no se habían cumplido.

Uno de los más acreditados sabios de la época era el florentino Toscanelli, que por cierto creía que Colón era portugués, también, al igual que Cristóbal Colón, consideraba que la teoría de Ptolomeo era errónea, pero a diferencia de Cristóbal Colón nunca salió de Florencia para comprobarlo, ni fue quien de presentar un proyecto de exploración a rey o príncipe alguno movido por la seguridad de sus conjeturas.

Además, Cristóbal Colón estaba convencido que se podría circunnavegar el planeta sin correr más riesgos que los habituales y conocidos, Toscanelli, que era matemático, astrónomo y cosmógrafo, se había carteado tanto con Alfonso V, rey de Portugal, como con Cristóbal Colón defendiendo esta posibilidad, Toscanelli había calculado la circunferencia de la tierra una sexta parte más pequeña de la que es en realidad, y creía que la distancia entre España y la parte oriental de Asia era la que en realidad se encontraba el continente americano. Ni Toscanelli, ni Colón, ni nadie se planteaban la posibilidad que en medio de los continentes Europeo y Asiático existiera otro.

Los cálculos de Toscanelli probablemente beneficiaron a Cristóbal Colón para defender la posibilidad de realizar un viaje, que de conocer la distancia real sería imposible acometer. Si Cristóbal Colón desconocía la existencia de esas nuevas tierras, la fortuna le resultó benévola y el error de cálculo resultó ser providencial, en este caso, tanto Toscanelli como Cristóbal Colón estaban equivocados, eso siempre que hubieran realizado los cálculos por separado, por el contrario, si Cristóbal Colón se fió y dio por buenos los cálculos de Toscanelli con reputación de gran matemático y astrónomo, el único equivocado sería Paolo Toscanelli.

Existe la posibilidad, según algunos, de que Cristóbal Colón conociera la existencia de esas tierras, si así fuera, Cristóbal Colón encontraría coincidente los cálculos de Toscanelli con los suyos, de ser así, Cristóbal Colón que había leído y estudiado los viajes de Marco Polo, que obtuvo información privilegiada sobre las expediciones Portuguesas bordeando África, y que él mismo había participado en una de ellas, tendría una idea aproximada de a que distancia hacia al este estaba Cipango (Japón), si a esta posición se le suma la recorrida por un viajero desconocido desde Europa hacia Occidente, el resultado obtenido coincidiría con la del matemático florentino a la hora de calcular la circunferencia de la Tierra.

Es cierto, no se le ocurrió pensar que un continente de enormes dimensiones podría estar en medio, nadie se lo advirtió tampoco, si alguien lo hubiera hecho ya me dirán que pinta el usurpador Américo Vespuccio en todo esto.

El viaje de exploración sirvió a la humanidad para desterrar muchos mitos, y también, para conseguir avances científicos de valor incalculable para su progreso, Cristóbal Colón no solo descubrió un nuevo Continente, con su determinación y puesta en marcha del proyecto de Exploración, descubrió la declinación de la aguja magnética, que no es otra cosa que un punto de la travesía las agujas de las brújulas cambiaban su posición, cayó en la cuenta que una explicación sería que el Norte geográfico no coincidía de manera muy marcada con el Norte magnético, eso le llevó a ser el primero, que se tenga constancia, en barajar la posibilidad que la Tierra no fuera totalmente redonda, esta comprensión acertada de un suceso desconocido para él, demuestra una formación y aptitudes muy por superiores a la ciencia de su época, pero no solo lo comprendió, si no que fue quien de aprovechar este descubrimiento para situarse señalando la longitud, valiéndose de las variaciones de la declinación magnética, y de determinar la línea sin variación magnética en el Atlántico.

El viaje de exploración tan al Oeste, tan fuera de los límites marcados por Ptolomeo y tan apartado de los límites que la redondez de la tierra, que además se creía más pequeña, permitiría no precipitarse al vacío, tenemos mientras no haya constancia de un hecho similar, el primer hombre que comprobó y demostró la existencia de la fuerza central de la Tierra que mantenía los cuerpos atraídos hacia ella en cualquier lugar del planeta, fue el primero en comprobar lo que hoy conocemos por gravedad.

Pero si esto parece poca cosa para la compresión de un lanero genovés, tendríamos que añadir:

Determina aproximadamente la hora por medio del movimiento de las guardas.

Descubre la excentricidad de la Estrella Polar. Halla la situación de América, valiéndose de los eclipses.

Descubre la dirección de las corrientes marinas, en los mares tropicales; la corriente equinoccial y de rotación.

También descubre la corriente ecuatorial. Aprecia que las carabelas navegan mejor en el Atlántico con velas redondas.

Crea los verbos “nordestear” y “noroestear” que inmediatamente se adoptan en el idioma castellano.

Descubre el mar de los Sargazos. Distingue las focus de dicho mar, de las existentes en las costas de las Azores.

Aprecia que las especies de los árboles americanos son distintas de las europeas, y en las coníferas, distingue las del género monocarpo, americanas, de las del podocarpo, europeas.

Estudia la configuración geográfica de las Antillas y las causas geológicas que la determinan.

Observa la emigración de las especies marinas hacia el Mar de los Sargazos.

Aprecia que la raza de los aborígenes de las tierras descubiertas, es diferente a las demás razas humanas.

Y de paso … descubre un Nuevo Mundo

Si algunos están en lo cierto y Cristóbal Colón fue lanero ayudando a su padre hasta los 22 años, luego marinero enrolado en barcos de comercio en el mediterráneo y luego agente comercial hasta poco antes de naufragar en las costas de Portugal combatiendo contra sus paisanos, que al poco tiempo entra en España con un proyecto de exploración que expone a  los reyes y a los mayores sabios del reino en un perfecto castellano, cuando no en Latín, explicando como emprender tamaño proyecto de exploración y aportar a la ciencia tantos descubrimientos y aplicarlos a su fin, puede que nos quedemos cortos al considerarlo una persona excepcional, tendríamos que pensar en considerarlo un prodigio de la naturaleza o un extraterrestre de incógnito que vino a darnos un empujoncito.

Cristóbal Colón: “… puesto a pensar en ello, hallo que el mundo no es redondo en la forma que han descrito, sino que tiene forma de una pera que fuese muy redonda, salvo allí donde tiene el pezón o punto más alto; o como una pelota redonda que tuviere puesta en ella como una teta de mujer, en cuya parte es más alta la tierra y más próxima al cielo. Es en esta región, debajo de la línea equinoccial, en el Mar Océano, el fin del Oriente, donde acaban todas las tierras e islas…” Cristóbal Colón: “Yo estuve en el Castillo de San Jorge de la Mina de el rey de Portugal, que está debajo de la equinocial, y soy buen testigo que no es inhabitable como quieren algunos”   Nota autógrafa de Cristóbal Colón anotada en el libro “Imago Mundi”: “… navegando de Lisboa hacia el sur de Guinea yo he observado con cuidado el trayecto que hacen los capitanes y los marinos; y en seguida he tomado la altura del Sol con el cuadrante y otros instrumentos en varios sentidos, y he encontrado que ella concordaba con los datos de Alfragán, a saber, que a cada grado corresponden 56 2/3 millas; por ello hay que prestar fe a esos cálculos; se puede, pues, decir que el circuito de la Tierra bajo el círculo equinoccial es de 20.400 millas. Es tal como lo habían establecido el maestro, médico y astrólogo José Vicinho y varios otros que fueron enviados expresamente para esto por el Serenísimo Rey de Portugal”. Fernando Colón sobre su padre: “Asimismo, en una memoria o acotación que hizo para demostrar que las cinco zonas son habitables, probándolo con la experiencia de las navegaciones dice: Yo navegué el año 1477, en el mes de febrero, ultra Thile, cien leguas, cuya parte austral dista de la equinocial setenta y tres grados, y no sesenta y tres, como algunos dicen y no está dentro de la línea que incluye el Occidente, como dice Ptolomeo, sinó mucho más occidental, y a esta isla, que es tan grande como Inglaterra, van los ingleses con mercaderías, especialmente los de Bristol. Y al tiempo que yo a ella fui, no estaba congelado el mar, aunque había grandísimas mareas, tanto que en algunas partes, dos veces al día, subía veinticinco brazas, y descendía otras tantas en altura.”  Carta de Toscanelli a Cristóbal Colón recogida en la biografía de su hijo: “Traslado de otra carta que hace tiempo yo escribí a un amigo y familiar del serenísimo rey de Portugal, antes de las guerras de Castilla: — Mucho placer hube de saber la privanza y familiaridad que tienes con vuestro genrosísimo y magnificentísimo rey, y bien que otras veces tenga dicho del muy breve camino que hay de aquí a las Indias–“ Segunda carta de Toscanelli a Cristóbal Colón recogida por su hijo: “No me maravillo que tú, que eres de gran corazón, y toda la nación de PORTUGUESES, que han sido siempre hombres señalados en todas las grandes empresas, estéis con el corazón encendido y gran deseo de poner el obra el dicho viaje” Algunas notas autógrafas de Cristóbal Colón escritas en los márgenes de algunos libros consultados: Subraya en el libro de D’ailly el Imago Mundi: “La Tierra es redonda y esférica”, “El agua y la tierra juntas forman un cuerpo redondo…”, “La distancia entre España y la India por tierra es muy larga”, “La distancia entre España y la India por mar es muy corta”. En una nota marginal escribe: “El eclipse de Luna se debe a la sombra que proyecta la Tierra”

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