Crítica: 20.000 Días en la tierra (2014). Dir. Jane Pollard e Iain Forsyth

Publicado el 14 agosto 2015 por Proyectorf @Proyectorfant

Título original: 20,000 days on earth Origen: Reino Unido Dirección: Iain Forsyth, Jane Pollard Música: Nick Cave, Warren Ellis Producción: James Wilson, Dan Bowen Salas: BAMA Cine 13, 14, 15, 16 y17 de Agosto a las 20.50hs

20.000 días en La Tierra es un film que excede la categoría de documental o rockumental que tan habitualmente solemos ver. Se centra en la figura del inmenso, maravilloso y único Nick Cave, compositor, cantante, ex miembro de bandas como The Boys Next Door, The Birthday Party, The Bad Seeds, pianista, escritor australiano. Sin embargo en esta oportunidad, si bien se trata de la vida del compositor, la producción se aleja de los lugares comunes, y el enfoque se pone en la persona detrás del personaje que encarna este héroe musical.

Inicialmente se ve a Cave en un contexto hogareño. Luego las escenas se alternan entre su estudio, sus momentos de escritura y composición con su vieja máquina de escribir, salas de ensayo, recitales, casas de amigos y colegas, e incluso momentos revisando su archivo personal. Nick Cave en la mayoría de estos momentos claramente actúa pero no por eso, la propuesta es menos genuina o sincera. Por algunos momentos lee en off textos propios actuales y pasados, y por otros el clima, la lluvia y la playa son el acompañamiento central de un relato intimista, reflexivo y personalísimo.

Durante 95 minutos se suceden anécdotas deliciosas (desde compartir escenario con Nina Simone, contactarse por primera vez con Kylie Minogue o el recuerdo de su padre leyendo Lolita, la célebre novela de ) además de charlas mientras él mismo maneja. Son de la partida el actor Ray Winstone, su ex colaborador Blixa Bargeld, la propia Minogue, y su socio Warren Ealis; con quienes intercambiará opiniones sobre el paso del tiempo, la música como fuente de vida, y los deseos.

Un film que si bien por momentos cae, y roza los rockumentales banales, va mucho más allá del mero acto nostálgico.

Por Marianela Santillán