Una buena película de espías tiene que tener un superagente encubierto cargado de mil armas secretas y ultra modernas y un supervillano despiadado que intente destruir el mundo. Kingsman ofrece eso y mucho más en una trepidante historia cargada de buenos momentos escénicos, salpicada de humor e ironía y completada por giros argumentales que mantienen al espectador en vilo durante las dos horas que dura la película. Matthew Vaughn ha sabido adaptar a la perfección este comic a la gran pantalla, añadiendo su toque personal muy del estilo Kick Ass (¿no es curioso que el malo de esta peli también hable con ceceo?) Como dice el supervillano Richard Valentine, magníficamente interpretado por Samuel L. Jackson “Esta es otra clase de película”. Una en la que los actores de peso como Michael Caine y Colin Firthdan vida a una élite secreta de superagentes elegante e impecablemente vestidos, que no pierden los modales ni en los momentos más críticos. Como en la película “My fair lady”, el agente Harry Hart (Colin Firth) será el encargado de guiar y aconsejar al descarriado joven Eggsy para que se convierta en un Kingsman, con traje hecho a medida y todo. Sin embargo, a diferencia de Audrey Hepburn, su formación no será un camino de rosas, sino más bien de espinas o de cuchillas, según se mire. Como era de esperar, los planes destructivos del supervillano Richard Valentine y su letal ayudante Gazelle entran de lleno en sus vidas y se ven inmensos en una típica trama de espías de las de vida o muerte, donde las pajaritas y los Martinis se mezclan con las hamburguesas del McDonald’s y las pintas de cerveza. Merece la pena mencionar también la aparición del jedi favorito de la historia, el actor Mark Hamill que después de mucho, mucho tiempo se deja ver por la gran pantalla. Desde Superpoderes recomendamos esta película de espías renovada y actualizada que supone un soplo de aire fresco para este género. Publicidad Comprar cómic Kingsman: Servicio Secreto