Crítica: "A Roma con amor"; cuatro caras de un mismo Allen

Publicado el 19 septiembre 2012 por Banacafalata
A ROMA CON AMOR


Título Original: To Rome With Love Director: Woody Allen Guión: Woody Allen Fotografía: Darius Khondji Interpretes: Woody Allen, Alec Baldwin, Roberto Benigni, Penélope Cruz, Judy Davis, Jesse Eisenberg, Greta Gerwig, Ellen Page Distribuidora: Alta Films Fecha de Estreno: 21/9/2012
POSTALES
Woody Allen a sus 76 años es casi un anciano cualquiera, aprovechando su buena posición económica es lógico que quiera tomarse sus vacaciones, visitar Europa y ver Londres, Barcelona, París o Roma. Pero el problema es que no llega a ser un anciano cualquiera, su necesidad de hiperactividad y de estar rodando y escribiendo incesantemente nos ha llevado a este tour cinematográfico con fortuna desigual que ahora para en Roma. Posiblemente sea en A Roma con Amor dónde más se pueda hablar de esas guías turísticas que el propio realizador afirma que son sus películas europeas, y es que el título no es ninguna casualidad, ya que la película está dividida en cuatro pequeñas historias, cuatro postales, que nada tienen que ver una con la otra, simplemente son pequeñas historias situadas en Roma, y desde ahí nacen también los problemas de la película, por que si bien la parte protagonizada por americanos turistas nos ofrece dos vertientes de Allen muy distintas y lúcidas, las partes italianas resultan aburridas y cargadas en exceso de tópicos sin demasiado interesante que ofrecer y bajando considerablemente el ritmo de la película.
La vuelta de Allen delante de las cámaras se agradece, no le veíamos aparecer desde Scoop y tenemos que remontarnos hasta Granujas de Medio Pelo para verle casado, con lo que nos gusta verle discutiendo con su pareja. Desde el primer instante demuestra lo descomunal que resulta su presencia y la excelencia de uno de los mejores cómicos de la historia del cine, unas turbulencias valen para arrancar las primeras carcajadas en cuanto él aparece, una esperada puesta en escena y que es digna de los más grandes. Además se queda con la mejor parte de la película, la historia más marciana y Alleniana del filme, un disparate protagonizado por un cantante de ópera que solamente canta bien en la ducha. Ésta es una de las historias más delirantes de Allen en mucho tiempo, y dónde el neoyorquino refleja también el miedo a quedarse parado por culpa de la vejez y la ansiedad que tiene por sentirse vivo y seguir trabajando para ello.

También tira por el disparate la historia protagonizada por Roberto Benigni, en esta ocasión con mucho menos fortuna, es cierto que Allen tira aquí un dardo envenenado en contra de la prensa y un evidente mensaje sobre una fama que llega cuando menos lo esperas y es totalmente efímera e inservible, pero la historia no cuaja, ni siquiera resulta divertida, más allá por mucho que un genial Roberto Benigni trate de dar su mejor versión cómica. Lo mismo ocurre con la parte que protagoniza una sensacional Penélope Cruz que evoca a la despampanante Sofía Loren , una disparatada historia sobre la fidelidad en el matrimonio y el encierro de los sueños, pero que no sólo no llega a cuajar, si no que nos recuerda alarmantemente al Allen de estos últimos años y que es dónde el realizador tira más en exceso de chascarrillos y estereotipos, sin lograr mostrar nada en claro.
Por suerte esto se solventa en la cuarta parte, quizá la menos cómica de todas, pese a un sensacional Alec Baldwin que le ha cogido el gusto a interpretarse a sí mismo y básicamente se limita a ser el Jack Donaghy de 30 Rock de vacaciones por Roma. La parte más trágica de la historia, nos evoca a los desordenes amorosos que siempre han estado presentes en la filmografía de Allen, esa historia de amor a tres protagonizada por una pareja sensacional y repleta de química con Ellen Page y Jesse Eisenberg atrapa por completo, enternece y enamora en su visita a un lluvioso coliseo, y con unos protagonistas en los que cuesta nada ver en ellos el neurismo de Allen y la fuerza de Keaton y Farrow, y es que posiblemente sea Eisenberg el actor que mejor ha interpretado a Allen hasta la fecha.
A Roma con Amor es una película irregular, con cuatro historias en la que nos encontramos todas las vertientes de Allen, desde su lado más cómico y disparatado en la historia de la ópera, a su lado romántico e indeciso en el trío romántico, por desgracia también aparece uno bastante difuso, cercano a la locura de sus primeros trabajos, pero que no termina de arrancar en la historia de la fama y al peor Allen de todos, el que hemos visto en alguno de sus últimos trabajos en la historia sobre la infidelidad. Quizá le venga bien al neoyorquino poner rumbo a Estados Unidos para su próximo proyecto, por que precisamente aquí se ve que cuando se aleja más de los personajes americanos, de sus historias más cercanos es cuando más falla, cuando menos lucidez ofrece. Aún así A Roma con Amor es una película bastante disfrutable y divertida más allá de su evidente irregularidad, una colección de postales en las que unas son más bonitas que otras.