The Last Ship nos muestra un mundo apocalíptico después de ser asolado por un virus mortal a causa del cual ha fallecido un 80% de la población mundial. Frente a este panorama, la única salvación se encuentra dentro de un barco de la marina estadounidense lleno de militares patriotas que no tenían ni idea de cuál era su verdadera misión.
De esta forma empieza el argumento de la serie, la cual se sigue desarrollando de forma esperable. En sí, se trata de la típica americanada dónde los militares, junto a una doctora experta en virología, luchan por salvar el mundo en nombre de su país, aunque tal país en definitiva haya dejado de existir.
En general, la temporada empieza con un “podemos hacer una vacuna” y termina con un “he hecho una vacuna”, por el que entremedias sale el enemigo, que evidentemente, tenía que ser un barco ruso. Parece ser que hasta en un mundo apocalíptico EEUU y Rusia no acaban de llevarse del todo bien. Siguiendo la estela tradicional, los estadounidenses son esas buenas y valientes personas que arriesgan sus vidas para salvarnos a todos, mientras que los rusos quieren la cura para su propio beneficio. Esta pequeña aclaración era por si alguien dudaba del típico rol de los buenos americanos.
El resto de personajes carecen, a mi entender, de personalidad y profundidad y se dedican únicamente a dar y obedecer órdenes por doquier, lo cual es bastante típico teniendo en cuenta que nos encontramos frente a marines experimentados.
Por otra parte, después de haber dicho esta retahíla de factores negativos de la serie, he de decir que aunque al principio no me entusiasmase demasiado, a partir de un poco más de mitad de temporada empezó a engancharme de forma satisfactoria.
Creo firmemente que han acertado con el final de la temporada, ya que podría dotar de una fantástica trama en el desarrollo de su segunda parte. El hecho de que hayan llegado a tierra firme para poder reproducir la cura en masa les ha llevado a un panorama insospechado. Por un lado se encuentra el gobierno (o lo que queda de él) que, jugando a ser Hitler, quiere la vacuna para poder crear su propia raza aria y así, el país no se retrasaría en conocimientos cuando el virus fuera aplacado.
Por otra parte, se encuentra el vándalo que mira por las personas que son discriminadas y por tanto, se encuentra en guerra contra el gobierno. Parece ser que es el bueno que quiere proteger al mundo, pero hay algo que no me deja confiar en él, así que habrá que esperar para ver que se trae entre manos.
Por último tenemos a nuestros protagonistas totalmente desperdigados. Cada uno se encuentra en un punto y un lugar, y al mismo tiempo, todos se encuentran en peligro.
Tal como he dicho se espera una segunda temporada bastante interesante, en la cual confío que se dote de mayor calado en los propios protagonistas, que pueden llegar a dar mucho más de sí.
- Eva Bel.