Crítica: “Alguien voló sobre el nido del cuco”

Publicado el 28 marzo 2011 por Tonicerocerosiete

Debo decir inicialmente que esta crítica es sobre el libro Ken Kesey con el mismo idéntico título. Más tarde veré la película.

La historia se desarrolla entorno a un manicomio o centro psiquiátrico (depende de lo dados a usar eufemismos o tradicionales que seáis cada uno), en el cual se narra en primera persona de la mano de uno de los enfermos las prácticas que allí se utilizan.

El gran jefe Brondem, es el que nos irá contando cada uno de los hecho que van acaeciendo, así como sus sentimientos entorno al Tinglado (así se denomina en la novela) por sus métodos, valores y tratos. La historia nos sitúa inicialmente en un manicomio donde la Gran Enfermera tiene tanto atemorizados como convencidos a sus pacientes de cada uno de los procedimientos que allí ocurren. Bajo el lema de: “Todo es por vuestro bien”, los enfermos no se detienen a pensar si verdaderamente las prácticas utilizadas son las idóneas; pues se ponen en manos de “ella” y saben que están enfermos (les han convencido tanto de ello que delegan su vida en la persona anteriormente descrita; hasta que ésta considere que están finalmente rehabilitados y son capaces de vivir en la sociedad actual de entonces).

Sin embargo, esta estructura inamovible, recta y firme cambiará con la llegada de un nuevo paciente catalogado de psicópata y al que todos llama McMurphy. Su llegada supone una somera revolución que se irá sucediendo de manera progresiva durante el transcurso de la historia. Todos se quedan muy sorprendidos ante la personalidad del nuevo paciente, pues al contrario que ellos; es capaz de hacer frente a la Gran Enfermera, sus enfermeros, el doctor, las prácticas y terapias que se utilizan en el centro; e incluso es capaz de proponer nuevas y descabelladas (para todos los enfermos) propuestas que conseguirán desquiciar e irse ganando poco a poco a sus congéneres.

McMurphy solo se aferra a su interés por la vida, por reírse de todo cuanto sucede a su alrededor, y buscar el optimismo ante los diferentes problemas de los enfermos que le acompañan en su estancia. Consiguiendo así que tras iniciales rechazos y pruebas, consiga erigirse como capitán del gran barco (que en una de sus salidas tan bien lo pasarán todos, recuperando la crítica, inconformismo e iniciativa que tanto tiempo olvidaron.

El autor destapa poco a poco diferentes detalles de la trama, con lo que obliga al lector a seguir leyendo y a divertirse con la lectura. Pues se siente miembro del centro y parece interactuar con el resto de los enfermos y las situaciones que se viven. Esto está conseguido gracias a la narración en primera persona que como ventana al mundo creado por el autor es una manera de acercar al lector.

El libro además de entretenido, muestra las prácticas que se llevaron a cabo y aquellas que aún en día continúan siendo oficio directo de nuestros profesionales de la salud con los pacientes, a veces utilizados como sujetos o simplemente instrumentos de investigaciones. El lector queda por tanto en una reflexión sobre ésto y lo venidero entorno a la psiquiatría.