"Una canción que unirá al mundo" es un mantra hermoso que trasciende las épocas. Que esto se dé de las maneras más absurdas posibles, llevado a cabo por la simpatía y sin sentido de dos adolescentes tan tontuelos como entrañables en una expedición que trasciende tiempo y espacio a bordo de la melodía de un solo de guitarra rockero, es lo que convirtió a Bill & Ted en una obra de culto.
En 1989 los guionistas Chris Martenson y Ed Solomon vieron el estreno de su obra en cines titulada como Bill & Ted's Excellent Adventure. Se trataba de dos amigos adolescentes viajando por el tiempo para conocer a figuras históricas con el objetivo de aprender de aquellas épocas de primera mano para aprobar un examen de historia. Premisa absurda si las hay, pero al mismo tiempo constituyendo una comedia fresca y sinvergüenza que tuvo la inteligencia de apoyarse en la enorme química de sus protagonistas: Alex Winter y Keanu Reeves.
En 1991 se estrenó la secuela Bill y Ted Bogus Journey que duplicaría las apuestas poniendo toda la carne al asador: androides del futuro, androides del presente hechos con bajo presupuesto, extraterrestres, desafíos a la mismísima muerte (con una de las caracterizaciones más geniales que ha tenido el personaje en este medio) y la mejor canción de todos los tiempos (toda una carta de amor al rock), serían los ingredientes de esta propuesta superadora. La misma contaba con un final épico como para ponerle un broche de oro a esta sorpresa cinematográfica que logró hacer bastante ruido constituyéndose como un hit de la cultura pop de principios de los años 90.
29 años después es el estreno de Bill & Ted: Face The Music (2020).
Todos los caminos conducen a que esta tercera entrega apunta directo al corazón de aquellos fans más acérrimos homenajeando a la franquicia original y revitalizándola para nuevas generaciones de la mano de un ahora mega exitoso Keanu Reeves. Ahora bien: ¿En qué medida esto se pudo lograr?.
Bueno, en primer lugar la trama original se reabre: Bill & Ted nunca pudieron escribir aquella famosa canción que uniría al mundo. Y más que eso, ahora tienen apenas un par de horas para componerla antes de que se deshaga la realidad toda. Como señalamos, pasaron casi 30 años desde la última vez que vimos a nuestros héroes y en el medio cada uno formó una familia y tuvo una hija: Billie y Thea, que como no podía ser de otro modo son mejores amigas entre sí. Para simplificar, la trama va de las duplas viajando al futuro y al pasado respectivamente con la intención de encontrar aquella gran canción.
Siendo el concepto de Bill & Ted un absurdo desvergonzado, se cree que "todo vale". Y es algo que está muy bien en el a priori pero a medida que Face The Music avanza, la falta de magia de esta tercera entrega se hace notoria. Por ejemplo, lo primero que llama la atención es la nula evolución de los protagonistas. 29 años después siguen hablando como adolescentes tontuelos como si nada hubiera pasado. Como espectador y fan de las películas originales uno ve esto con cierta incomodidad para después autoconvencerse de hacer la concesión dramática: "Bill & Ted es un absurdo, así que está todo bien".
No obstante me hubiera gustado en las caracterizaciones, ver algo más similar a lo que vimos en T2 Trainspotting. En esta cinta los personajes habían madurado, pero manteniendo su esencia de jóvenes rebeldes con pocas luces, para revivir este espíritu una vez que una crisis similar a la primera película tocase a sus puertas.
Se perdona todo en cuanto a realismo y desde ya respecto a agujeros de guión, siendo estos muy típicos en todas aquellas películas que van sobre viajes en el tiempo. Lo que a Bill & Ted Face The Music no se le perdona es la falta de frescura, no ser graciosa y no ser divertida.
Lamentablemente eso sucede: vemos un homenaje por aquí, otro por allá y la repetición de la trama de las dos películas originales. Como si la curiosidad de ver a Keanu Reeves y a Alex Winter volviendo una vez más a tontear o si el gran cast de Billie y Thea (Brigette Lundy-Paine y Samara Weaving son muy simpáticas y entrañables en sus roles incluso siendo la interpretación de Brigette una imitación del joven Keanu más que una actuación en sí misma) fueran algo suficiente.
La película no es insufrible ni mucho menos. Su narrativa es entretenida, es de muy fácil digestión y no aburre en ningún momento, pero parece insuficiente y deja entrever el sinsentido de la resurrección. Parece algo contenida. Como si no sé animase a hacer el ridículo. No arriesga y no se atreve a lanzarse con irreverencia al vacío del absurdo, algo que caracterizó la genialidad de sus predecesoras.
Los chistes y los diálogos ingeniosos brillan por su ausencia, y apenas se limitan a baratas estratagemas visuales que con muchísimo esfuerzo apenas logran el esbozo de una sonrisa. Ni siquiera se salva por el lado del sci-fi donde no se juega con nada estrafalario y donde no se propone ninguna novedad, siendo mera repetición de las tramas anteriores pero con mucha menos emoción y corazón. Tampoco la banda sonora de Bill & Ted Face The Music es buena ya que carece de canciones de rock, otra de las banderas de la franquicia.
Desconozco el trasfondo de todo esto. Pero parece una de esas historias en donde se tenía una idea ambiciosa y se terminó haciendo "lo que se pudo". O bien por una cuestión de presupuesto o bien por cuestiones de tiempo (lo que sería toda una ironía) vaya uno a saber. Lo que no se perdona por el lado de la comedia son aquellos intentos de chiste con tan poca gracia o diálogos tan poco trabajados. Uno pensaría que un buen guión y/o dirección podrían haber bastado para darnos algunos buenos momentos en este aspecto. Pero ni siquiera los clásicos momentos de air guitar están bien aprovechados!
En definitiva, es una pena que 30 años después la tercera entrega parezca apenas un intento de homenaje a las anteriores y de sacarle más jugo a una naranja agotada de un tiempo que fue hermoso pero ya pasó. Si bien no es mala, una película que intenta revivir a sus personajes casi 3 décadas después para "salvar la realidad" resulta intrascendente cuando debería ser épica.
Parece uno de esos productos que no ha tenido tiempo de hacerse bien, como si la película se hubiera planeado meses después de la segunda parte y no hubieran habido unas 3 décadas de tiempo para pensarlo mejor.
Un debate filosófico sobre las continuaciones décadas después sería tan interesante como interminable y no lo vamos a tener acá. Pero definitivamente Bill & Ted Face The Music es una gran demostración de que para revitalizar una franquicia no basta con homenajearla. Tiene que haber muchísima creatividad y trabajo como para que esto valga la pena. En otras palabras: tiene que haber una historia para contar.
Por Lautaro Olivera