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Dirección: Jeremy Saulnier
Guion: Jeremy Saulnier
Reparto: Macon Blair, Devin Ratray, Amy Hargreaves, Kevin Kolack, Eve Plumb, David W. Thompson, Bonnie Johnson, Stacy Rock
Género: Thriller
Duración: 90 minutos
Año: 2013
País: EE.UU.
Música: Brooke Blair, Will Blair
Fotografía: Jeremy Saulnier
Productora: The Lab of Madness, Film Science, Neighborhood Watch, Paradise City
Distribuidora: Festival Films
Situada en una zona rural de Virginia, “Blue Ruin” gira en torno a Dwight (Macon Blair), de quien poco sabemos. En la cinta, no hay tramas extrañas o amores para distraernos de averiguarlo. Él no es un enfermo mental, ni un niño que fue intimidado en la escuela, o un hombre hirviendo de ira, sino un individuo solitario y aislado haciendo lo que se espera de él en una sociedad donde la violencia se equipara con la virilidad.
Cuando conocemos a Dwight, porta cabello largo, despeinado, y generalmente con un aspecto descuidado. Duerme en un viejo Pontiac azul oxidado que se ve casi tan desaliñado como él, come de los vertederos de basura, y se cuela en las casas de la gente para tomar una ducha.
Vamos dejando claro, no se trata de una simple historia de venganza, de hecho, uno de los elementos más interesantes en este film de Jeremy Saulnier es la humanidad y un guion con contenido donde se descubren las necesidades y carencias de nuestro personaje principal, permitiendo al espectador dejar su mente divagar.
La narrativa directa es sincera y aunque tal vez un tanto predecible, también tiene giros que la llegan a convertir en una historia interesante. Arreglándoselas para envolver el pasado de Dwight en las sombras de un misterio que se va desentrañando lentamente, sin caer en lo aburrido. Por otra parte cuenta con sus momentos algo ‘gore’, y momentos sentimentales. “Blue Ruin” es efectiva en el sentido que prefiere mostrar en lugar de solo contar.
“Blue Ruin” es una de esas peculiares y talentosas cintas independientes que entre menos sepas antes de verla, mucho mejor, y la cual tranquilamente logra tener un gran impacto.
Crítica: Carolinna