Crítica: Boyhood (Momentos de una vida)

Publicado el 27 septiembre 2014 por Sergiomadrigal @sergiomadrigal

Cuando una película viene precedida por una gran valoración por parte de la crítica y del público suelen ocurrir dos cosas: en la mayoría de los casos la película se queda muy lejos de cumplir las expectativas generadas y termina siendo un bodrio, o bien, en pocas, muy pocas ocasiones, la película no sólo cumple sino que las supera.

Con Boyhood, (Momentos de una vida) resulta sorprendente descubrir que no encaja en ninguno de esos dos grupos.

No es una mala película pero tampoco la obra maestra que muchos se están dedicando a pregonar. Se trata de una experiencia cinematográfica extraña. Y cuando digo extraña me refiero a distinta.

Rodada por Richard Linklater durante 12 años, Boyhood nos cuenta el crecimiento de Mason (Ellar Coltrane) y su entorno durante 10 años de su vida. Y ya está. Alrededor de él, grandes artistas de la talla de Ethan Hawke o Patricia Arquette suman la sobriedad interpretativa necesaria para dotar de credibilidad a la historia.

Tal vez en esa sencillez de contarnos la vida de alguien común radica su más intensa belleza. No es una historia épica, con un final dramático. No te hace llorar ni reír en exceso. Sencillamente Linklater decide abrir una ventana y mostrarte la realidad para que tú, espectador, sentado en tu butaca, asistas entre atónito y extrañado al devenir de los años de la vida de una persona igual que tú.

Lo interesante de esta película es lo que no cuenta, lo que tu cabeza intuye y de lo que te vas empapando.

Es una obra que masticas después, que digieres con el tiempo.

Porque es después cuando descubres escondida entre los pliegues de diálogos comunes una pequeña esencia de tu propia realidad. Esa realidad que en el día a día te pasa desapercibida pero que está ahí. Una especie de hilo conductor de tu vida que une etapas tan dispares como la infancia, la adolescencia, el paso por la juventud o la llegada a la adultez, pero que se esconde con el lento paso del tiempo. Con Boyhood coges la perspectiva necesaria para darte cuenta del vertiginoso salto temporal en el que se ha convertido tu vida.

No hay que interpretar la película como una historia que te están contando, sino que esta vez la dirección es la opuesta. Lo interesante está en el reflejo que tú proyectas sobre esa película.

Recomendada

7.5/10