Crítica cinematográfica: Desmontando a Harry

Publicado el 12 mayo 2012 por Monotematicosfm @curnom



No hace falta que nos digan que Alvy Singer, Larry Lipton, David Dobel o incluso Jerry Falk son Woody Allen, de la misma forma que Harvey Stern, Paul Epstein, Mel o Ken son Harry Block, y a su vez Harry Block es Woody Allen. La filmografía de Woody Allen hay que tratar de verla como un enorme colash, como cientas de pequeñas pinceladas que en conjunto forman un todo, un poco como la filmografía de Ingmar Bergman. Desmontando a Harry es un caso atípico para lo que estamos acostumbrados, Woody Allen se muestra como un ser repugnante, drogadicto, egoísta, obsceno, como si este fuera el retrato de Allen visto por las exmujeres que le han cogido tirria.
Harry Block es un exitoso escritor que escribe siempre sobre sus experiencias propias, de forma que en muchas ocasiones da a conocer secretos íntimos que sería mejor que se guardase. Ya es algo mayor, y se ha quedado solo después de haberse casado varias veces y de haber tenido un buen puñado de amantes, ha engañado a todas sus ex y por lo tanto es odiado por casi todo el mundo a quien conoce. Cuando le anuncian que le harán un homenaje en su antigua universidad, de la cual fue expulsado, Harry se monta en su coche con una prostituta, un amigo con problemas del corazón y su hijo y se lanza a la carretera. Mediante los relatos que ha escrito el propio Block vamos conociendo más y más el perfil de este personaje.
Como le dicen hacia el final de esta excelente película a Harry, sus historias, por muy terribles que sean siempre están aderezadas con ese divertido humor que le dan siempre un toque de optimismo. El cine de Allen es exactamente igual, habla de desamores, de relaciones humanas que no suelen funcionar, de la muerte, de la vida en general, pero siempre con ese ingenioso humor. En Hannah y sus hermanas llega al culmen del optimismo cuando el personaje que él mismo interpreta va a ver Sopa de gansos de los hermanos Marx al cine, en cierto modo Desmontando a Harry, por muy terrible que resulte el final, Harry consigue verlo desde su imaginación de una forma mucho más positiva. Es un hombre que se refugia en su arte, parapetándose en ella de forma que le sirva como un filtro para poder analizar mejor la realidad.
Woody Allen se muestra de una forma descarnada, se desmonta a sí mismo, a su cine y lo hace con su mejor arma: el humor. Además construye un personaje atípico para su filmografía a la vez que curiosamente familiar, Harry es un malhablado, se acuesta con prostitutas, lleva una vida fragmentada (genial la utilización del montaje para mostrar esto). Una de las más divertidas e interesantes películas que ha hecho Woody Allen en los últimos años, destacable dentro de su extensa filmografía.