Crítica cinematográfica: La red social

Publicado el 31 mayo 2012 por Monotematicosfm @curnom

Es innegable que David Fincher es uno de los mejores directores que podemos encontrar en el panorama cinematográfico actual. Con su genial película Seven actualizó el subgénero de asesinos en series, y volvió a hacerlo con su también brillante Zodiac. Revolvió consciencias con El club de la lucha y enterneció al público con El extraño caso de Benjamin Button. Si bien su filmografía está plagada de excelentísimas películas y es difícil decidirse por alguna que destacar sobre las demás, sí que podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que su mejor trabajo como director lo ha conseguido con La red social.
Mark Zuckerberg es un joven e inteligente estudiante de Harvard que una noche de borrachera su novia rompe con él. Destrozado regresa a su habitación y por despecho descarga las fotografías de todas las estudiantes de la universidad para realizar una aplicación que mandará por correo y que terminará por colapsar en dos horas toda la red de Internet de Harvard. A partir de aquí comienza a realizar una red social que posteriormente sería conocida como Facebook y que terminaría por hacerse mundialmente famosa. Pero el proceso de creación y de lanzamiento del producto al mundo entero estará lleno de problemas y trabas legales, además de ser una durísima prueba para la amistad de Mark y su mejor amigo, Guardo.
Antes de la entrega de los Oscar, Fincher aseguró que con La red social tan solo había querido mostrar la creación de Facebook, nada más, pero sabemos que eso no es cierto. La película nos muestra un excelente retrato de un complejo y admirable, a la vez que terrible, personaje, un Chales Foster Kane moderno, que crea su propio universo en el que él es el amo, y que no dudará en apartar a un lado a sus mejores amigos con tal de conseguir la fama y el éxito. No obstante en ningún momento se trata a Zuckerberg como un monstruo, ni muchísimo menos, es una persona increíble, fascinante, inteligente, complejo. Pero la película no se queda aquí, hace un retrato de la sociedad actual, de las relaciones sociales cada vez más informatizadas, de los jóvenes emprendedores. Las actuaciones, entre las que destacan las de Rooney Mara, Andrew Garfield y, en especial, la de Jesse Eisenberg, son fabulosas, se propusieron conseguir los mejores actores jóvenes del momento y lo consiguieron de una forma absolutamente admirable.
El guión de Aaron Sorkin es milimétrico, dinámico, redondo, pulido hasta el más mínimo detalle, y la dirección de Fincher es sencillamente sublime, resulta admirable hasta que punto es capaz de tener las cosas tan claras en su mente, como sabe siempre lo que la escena en concreto necesita. Si bien la premisa de esta cinta puede resultar algo aburrida la película no lo es en absoluto, es emocionante, vibrante, intensa, adictiva, fascinante, y esto sin necesidad de escenas de acción, tan solo con la vida corriente de unos jóvenes que trabajan duramente en poder llevar a cabo su sueño. Es una obra maestra absoluta, una de las mejores películas de su año y de los últimos años, casi perfecta se mire por donde se mire. Merece la pena verla varias veces para poder apreciar todos los magníficos detalles que esta maravilla encierra.