El director Stephen Daldry nos ha traído alguna película interesante, como es el caso de Las horas o de Billy Elliot, e incluso de una gran película como es El lector, pero posiblemente su último film haya sido su gran tropiezo. Por parte de un gran número de espectadores se esperaba mucho de esta película, pero si se espera que esté a la altura del resto de su filmografía están equivocados.
Oskar Schell es un niño que pierde a su padre en el atentado de las Torres Gemelas. Ambos estaban muy unidos, y acostumbraban a hacer un juego en el que el niño tenía que buscar pistas por toda la ciudad. Cuando Oskar encuentra una misteriosa llave entre las pertenencias de su padre decide comenzar una de sus expediciones, para averiguar que esconde la puerta que la llave abre.
El melodrama está servido. Intenta sacar la lágrima fácil, ya sea mediante la tristeza o la emoción, pero en ninguno de los casos consigue el efecto deseado. Se hace insufriblemente larga, y las pesquisas del joven resultan erráticas y algo estúpidas. Además de todo esto el resultado, la resolución de la trama está realizada descuidadamente. La dirección de Daldry no consigue dotar de interés a esta cinta.
Pero no todo es malo, el veterano y excelente actor Max Von Sydow realiza un gran papel, como nos tiene acostumbrados. Tan solo dos nominaciones tiene Tan Fuerte, tan cerca de los Oscars, la inmerecida nominación a Mejor Película, y la merecidísima a Mejor actor secundario para Max Von Sydow. Esperemos que este gran actor consiga al fin su merecida estatuilla.