Daniel Calparsoro aún no se había recuperado del estreno de "Invasor", cuando ya estaba en Málaga presentando su nuevo título, "Combustión". Renombrado por buena parte de la crítica como el "A todo gas español", este thriller de acción consigue que los coches, la velocidad y la delincuencia convivan con la amistad , el amor y la traición.
"Combustión" promete ser uno de los grandes productos españoles de este año. La expectación que generó en el Festival de Málaga no tuvo comparación con ningún otro film. Sony Pictures está poniendo todo de su parte por promocionar una historia que pocas veces se ha afrontado desde el cine español.
Para que este guión funcionara era necesario encontrar un director atrevido, valiente, "raruno" dentro de nuestro cine; alguien que ya se hubiera enfrentado a escenas de acción con éxito, que pudiera servir fuerza visual y mucha testosterona. Daniel Calparsoro, como bien dice su actor principal Alex González, era el nombre adecuado para rodar escenas de persecución entre coches de gran cilindrada.
El plantel interpretativo también tenía que agradar a un público fundamentalmente adolescente. Alex González, al que acabamos de ver en "Alacrán enamorado", parece el nuevo chico guapo de la pantalla. Buen físico y cara angelical para encarnar a un pijo ávido de acción. Le acompañan uno de esos guapos que generan tanta atracción como peligro (Alberto Amman) y una joven sexy enamorada del dinero (Adriana Ugarte).
Con estos mimbres, y teniendo en cuenta que está producida por los que apostaron por "Tres metros sobre el cielo", está claro que es un proyecto que apuesta por la taquilla más que por la crítica. En ese sentido, sus posibilidades para tener una buena recaudación son bastante altas aunque, para los que buscamos algo más, el guión se nos quede algo vacío e insulso.
El triángulo amoroso que forman Alex, Alberto y Adriana se convierte en la base de la historia. Mikel, joven adinerado, está a punto de casarse pero, al conocer a Ari, empieza a dudar de su futuro matrimonio. Los planes de Ari y su novio son ganarse la confianza de Mikel para atracarle y poder huir del país. Alrededor de esta trama se entremezclan carreras ilegales, sentimientos frustrados, dinero, sexo y violencia.
Su fuerza visual, apoyada en pegadizas canciones de Carlos Jean, cubren con disimulo un gran problema de guión. El envoltorio es tan atractivo que al final el regalo es lo de menos. Algo así le pasa a "Combustión". Todo lo que le rodea es atractivo, llamativo y vendible, todo menos la historia. Sus continuos altibajos, sus carencias a la hora de dar empaque a los personajes y sus poco originales parches para conseguir que todo cuadre, hacen que ese envoltorio se nos atragante.
No debemos olvidar que su objetivo prioritario es entretener. Ese punto, durante buena parte de la película, lo consigue alimentar gracias la buena labor del director. Títulos como "Combustión" son los que se reclama desde hace tiempo para elevar la taquilla del cine español y, en ese sentido, es de alabar la apuesta. Importante y prioritario es atraer público al cine, competir con películas que puedan enfrentarse "de tú a tú" con los americanos y generen beneficios para unos distribuidores y productores en horas bajas.
José Daniel Díaz