Dublín. En la actualidad. Él, irlandés, famoso crítico culinario que une en sus columnas la gastronomía y lo sentimental, alérgico al compromiso. Ella, española de padre americano, comisaria de exposiciones artísticas, en proceso de superación de una relación fallida. Su primera cita. Ella quería visitar una exposición sobre la hambruna de la patata en Irlanda, él propone ir al cine. Finalmente vemos a ambos, caminando por la calle, discutiendo sobre las virtudes y defectos de la película que acaban de ver. Una comedia romántica de título rimbombante, tópica, insulsa e irrelevante, que mezcla los fogones con el amor.
Pretendiendo resultar ingeniosos, la barcelonesa Teresa Pelegrí y el londinense Dominic Harari, a la sazón guionistas y directores de Amor en su punto, terminan por pegarse un tiro en el pie. En lugar de dar a esta secuencia un toque irónico mediante el juego metalingüístico que supondría mirar al ombligo de su texto y de sus personajes (la pareja protagonista podría, perfectamente, estar comentando una historia calcada a la que ellos mismos representan en la pantalla), acaban por radiografiar y definir su propio filme. Y todo ello a pesar de la siempre sugerente y suculenta presencia de una Leonor Watling que ya demostró tener un don para la comedia en la excelente Inconscientes, escrita a seis manos por Pelegrí y Harari junto a Joaquín Oristrell. Por desgracia, cineastas y actriz se encuentran ahora casi en las antípodas de aquel estimulante trabajo.
Amor en su punto no pasa de ser una comedia romántica de lo más convencional. No se siente capaz de superar a otras propuestas que han querido mezclar cocina y sentimientos, recorriendo la práctica totalidad de la geografía mundial, y que, dicho sea de paso, tampoco supusieron un gran avance en el subgénero. Desde Estados Unidos llegó Sin reservas, versión descafeinada de la alemana Deliciosa Martha, la mejicana Como agua para chocolate fue todo un deleite para los sentidos, a través de la nouvelle cuisine française se presentó El chef, multitud de sabores exóticos nos sorprendieron en la greco-turca Un toque de canela y en Fuera de carta o Dieta mediterránea degustamos recetas más familiares.
Cuando uno se mueve por un territorio tan trillado como este resulta esencial tener un toque de originalidad, en el argumento o en los diálogos, que diferencie tu producto de la inmensa mayoría, que se encuentra cortada por el mismo patrón. Los ejemplos palmarios de películas como Atrapado en el tiempo, Cuando Harry encontró a Sally o Notting Hill hablan por sí solos. Si además tu referente es una obra maestra como La costilla de Adán (Pelegrí y Harari dixit) , acabas por colocar una enorme espada de Damocles encima de tu cabeza. A una romcom, como les gusta llamarlas en el mundo anglosajón, hay que pedirle siempre algo más y por desgracia este filme se queda en agua de borrajas: entretenido por momentos, salpicado por algún que otro bache y, eso sí, con un final aceptable, superando en este aspecto lo que ofrecen trabajos similares.
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Copyright de las imágenes © Parallel Film Productions, Tornasol Films, Haut et Court, Fox International Productions. Cortesía de Hispano Foxfilm. Reservados todos los derechos.
Amor en su punto
Directores: Teresa Pelegrí y Dominic Harari
Guión: Teresa Pelegrí ,Dominic Harari y Eugene O´Brien
Intérpretes: Leonor Watling, Richard Coyle, Ciara Bailey
Música: Ray Harman
Fotografía: Andréu Rebés
Montaje: Irene Blecua
Duración: 87 min.
España, Irlanda, 2014