Entre mensajes de móvil, deberes, pósters, canciones, partidos de fútbol, motos, miradas y sonrisas se encuentra Leo, un joven risueño inmerso en el torbellino de la adolescencia. Nuestra joven encarnación de Dante asocia el color blanco a la ausencia y la soledad, y el rojo a la pasión y el amor; el mismo color que tiene el pelo de la chica de sus sueños, Beatrice, aunque no sabe ni cómo acercarse. Pronto descubrirá que ella sufre un gran dolor, ya que padece leucemia, y como bien es sabido, es un cáncer que podríamos decir que básicamente vuelve la sangre "blanca". El joven entabla un amistad especial con Beatriz, y le presta su ayuda para superar la enfermedad; dicho de otro modo, ayuda a la chica "roja" de sus sueños para que no se convierta en "blanco" muerte.
Destaca una premisa la cual ofrece una interesante historia de adolescentes, que se enfrentan a la difícil experiencia de re-definir sus sentimientos en cuanto a amistad y amor, vida y muerte; además de aprender la importancia de cumplir sus sueños, equilibrando de maravilla los momentos dramáticos y cómicos. Asimismo, el joven elenco actoral, compuesto por Filippo Scicchitano que se mete en la piel de Leo, Gaia Weiss como la malograda Beatrice, y Aurora Ruffino que encarna a la mejor amiga de Leo (que en realidad está enamorada de él en secreto 'hasta las trancas'), que sirve como contrapunto perfecto entre ambos personajes; del mismo modo que Luca Argentero, que interpreta al profesor de literatura y ayuda a nuestro Dante a ver los acontecimientos de su vida con 'otra perspectiva'.
En definitiva, "Blanca como la nieve, roja como la sangre" es una película notable, a pesar de que su premisa peque de ser algo previsible; sus buenas intenciones; los valores insuflados; y el retrato realista de las inquietudes y sentimientos de la adolescencia (lejos de internet, palabras altisonantes y sexo)... la convierten en una propuesta más que válida y recomendable.