Nota: 7'5
Lo mejor: La sugestiva actuación de James Franco.
Lo peor: Los momentos introducidos con calzador para rellenar metraje.
Danny Boyle es uno de esos tipos en los que depositar una fe ciega cuando estrena una película, aunque sea una en la que un tío se tira dos horas atrapado entre dos pedruscos y al que le da por ponerse a hacer gilipolleces ante una cámara. Con un argumento así de simple, el señor Boyle se ha gastado un film magnífico, con un James Franco al que le toca ser el alma de la fiesta, pero es que claro, en la fiesta está él solo y no había más remedio que hacer un trabajo magistral. ¡Qué sería si no 127 horas!
Aron Ralston feliz antes de entrar en la grieta
La cinta se basa en la historia real de Aron Ralston (James Franco), un tipo un poco inconsciente que sin decir a nadie nada se larga al Gran Cañón a escalar por las rocas cual Jesús Callejas. En una de sus incursiones, una enorme piedra se desprende y cae sobre su mano, dejándole atrapado durante cinco días y pico con nada más que su cámara, su botellín de agua, una cuerda, una barrita multivitaminada y una navaja del chino del barrio, el kit del buen montañista.En esta historia, Boyle cambia de registro completamente desde que estrenara en 2008 la oscarizada Slumdog Millionaire, con la que se ganó el concepto de versatilidad, demostrando que lo mismo le da a un musical que a una de ciencia ficción y, además, cojonudamente bien. A diferencia de otros, el director no deja que el éxito le obnubile el cerebro y continúa deleitándonos con joyitas como ésta.
Aron Ralston pensativo entrando en la grieta
Boyle, que acostumbra a repetir equipo técnico, vuelve a confiar en Simon Beaufoy para el guión y A.R. Rahman para la banda sonora. Y no nos extraña que lo haga, las dos nominaciones a los Oscar que ha obtenido en las correspondientes categorías avalan el buen hacer de ambos. El libreto de Beaufoy, en el que el director británico y el propio Aron Ralston también han metido mano, es capaz de mantener una tensión mayor que la que crea Charlie Sheen pidiendo una habitación con mini-bar en un hotel. Quizá con algún momento forzado, logra ser una eficaz muestra de un talento que se antoja complicado cuando tienes que contar con un sólo personaje y un sólo escenario. El resultado es un guión simple, que es requerido por la historia, pero que funciona excelentemente, al igual de acertada que la música de Rahman, con el estupendo tema If I Rise, interpretado por Dido.En cuanto al montaje, cabe destacar que el film cuenta con una estructura narrativa y un ritmo muy bien coordinados, aunque a veces se torne un poco lenta, algo que sucede en escasas ocasiones y que no empaña la obra en su globalidad. Pero no debería sorprendernos la calidad de este aspecto teniendo en cuenta que es John Harris en encargado del cometido, un tipo que ha estado tras el montaje de cintas tan estupendas como Kick Ass, Snatch o Stardust. Aunque suponemos que la película que le ha hecho idóneo como fichaje para 127 horas, es la muy recomendable The Descent, donde la trama tiene lugar también en escenarios similares.
Aron Ralston jodido en la grieta
Sin embargo, la piedra angular, nunca mejor dicho, la soporta un soprendente James Franco, que durante todo el metraje hace gala de unas excelentes dotes interpretativas en un papel que le va como anillo a su malparado dedo. Dolor, rabia, nostalgia, desesperación, locura, expresión de tontaco y todo un elenco de sensaciones que el actor consigue transmitir hasta el punto de lograr que el espectador se sienta sugestionado por la dramática vivencia del protagonista. Una actuación que, sin duda, marca un antes y un después en la carrera de Franco hacia el hall de la fama y le propicia un hueco imprescindible en las opciones a protagonista, y no secundario, en los planes de directores. De momento ya está fichado para varios proyectos, entre ellos la cinta de Rupert Wyatt, Rise of the Apes, la precuela de El Planeta de los Simios.No nos disgustaría que 127 Horas se hiciera con alguno de los 6 Oscar a los que está nominada, aunque hay que reconocer que lo tiene extremadamente difícil. Yo, de la película, me quedo con tres cosas, una, James Franco, dos, no compres en los chinos de lo que depende tu supervivencia y tres, cuando te vayas de escalada, avisa aunque sea a la portera.