Porque aquí también sabemos hacer comedias con la palabra “boda” en el título Nota: 6,5Lo mejor: Inma Cuesta, Quim Gutiérrez, el metrosexual, el epílogo…Lo peor: que en ningún momento rompe con la formulación del género. Además, su tráiler es demasiado explícito.Las películas que llevan la palabra boda en el título deberían estrenarse con un prospecto detallado de efectos y contraindicaciones, preferiblemente en el reverso de la propia entrada, para evitar sobresaltos en torno a los cada vez más recurrentes gags escatológicos a la vez que previenen de algún que otro coma diabético, resultado de las aparentemente insalvables escenas de pasteleo y su consiguiente final feliz. Por eso resulta especialmente refrescante que el realizador catalán Javier Ruiz Caldera, en el que es su tercer largo después de esa chorradica llamada Spanish Movie y aquella sorpresa simpática que supuso Promoción Fantasma, haya comprendido que la parte fundamental de las comedias románticas es la primera, regalándonos uno de los mejores ejemplos recientes del subgénero y la principal candidata al trono de la comedia española del año, tanto por falta de competencia como por méritos propios.A 3 Bodas de Más, con un argumento que nos presenta un triple conflicto de ex parejas, cada uno en el seno de una boda radicalmente diferente, podríamos encajarla sin ningún problema en ese grupo de comedias románticas que no esconden su herencia norteamericana de la mejor manera: haciendo gala de una factura técnica sin nada que envidiar a la hollywoodiense mientras respeta la personalidad de nuestro cine, como debe ser. Se trata de un ejercicio sumamente inteligente, capaz de combinar la apariencia y el atractivo de un género especialmente taquillero, pero sin fabricar un aura de irrealidad, presente ligeramente en la también descacharrante Primos. Sí, la protagonista no tiene problemas para costearse un coche de último modelo, un coqueto apartamento de soltera y tres viajes a todo trapo, pero no se libra de hacer el ridículo cada vez de cantar en inglés, de ir a la caza de un Cristiano Ronaldo de discoteca o de vivir de las subvenciones. Pero sí hay un faro al que seguir sin titubear en 3 Bodas de Más, ése se llama Inma Cuesta. La valenciana de 33 años, tras demostrar un más que evidente talento para sufrir en la gran pantalla, salta finalmente a la comedia como si hubiese nacido en el género, aguantándoles el pulso a consumados humoristas como Paco León y Berto Romero –con no más de 3 escenas por cabeza- mientras hace completamente suyo el estereotipo de chica torpe, atribulada y con una vida sentimental más inestable y perjudicial que un bocata de nitroglicerina. También supone una sorpresa la presencia de Quim Gutierrez (Los Últimos Días, La Cara Oculta), que, aunque ya avisada en los tráilers, se prolonga más de lo esperado con resultados tremendamente positivos, hasta el punto de que en determinado momento, incluso, parece y deseas que sea el coprotagonista del relato.Entre tanto ‘buenrollismo’ y talento natural para la comedia, los que menos dan el callo son los guapos por excelencia de la función: Martin Rivas (El Internado, El Don de Alba) y Laura Sánchez. En el caso del primero y sin llegar a niveles de `postureo’ establecidos por Maxi Iglesias o Mario Casas, al chico se le nota demasiado la juventud entre tanto talento, por no hablar de que se trata del personaje más efectista de la función, diseñado para que su efigie forre las carpetas de medio país y derrita los corazones de la otra mitad. Es lo peor de la película, sí, pero eso no significa que moleste, como tampoco lo hace la modelo Laura Sanchez, a la que le corresponde el papel más complicado: el del exnovio de la protagonista reconvertido en mujer. Y qué mujer. 3 Bodas de Más brilla por un reparto coral tan estudiado como esforzado, pero también por la pericia de un realizador y unos guionistas - los televisivos Pablo Alén y Breixo Corral- conscientes de lo que tienen entre manos, no solo de dónde se ha de colocar la cámara o el foco, sino de cuándo equilibrar la sátira con la sal gorda. Por eso, cuesta elegir entre la ceremonia cargada de hipsters y modernos revenidos en la que se casa Paco León o la boda pueblerina, recién sacada de una película de Javier Fesser (El Milagro de P. Tinto, Mortadelo y Filemón), que se marca el personaje de Sánchez. El resultado final es potente, o por lo menos todo lo potente que puede ser una comedia romántica que aspira a convertirse en el éxito taquillero de finales de 2013 en nuestro país, pisoteando sin miramientos a los últimos vehículos de lucimiento de gente como Vince Vaughn o Jennifer Aniston. Porque ya era hora.