Nota: 4
Lo Mejor: Mantiene cierto misterio hasta el final.Lo Peor: Resulta demasiado infantil, enfocada hacia un público de acné.
Si Wes Craven nos sorprendió gratamente con la cuarta entrega de la saga Scream estrenada recientemente, esta vez, el creador del ‘incombustible’ Freddy Krueger ha caído más en picado que el precio del pepino español. Almas Condenadas sólo se entiende si su objetivo en el mercado ha sido pensado para vaciar los bolsillos del sector púber, ése que tanto gusta de acudir a los cines para tragarse bodrietes de miedo más simples que un test de inteligencia de Belén Esteban, suposición que aún cobra más sentido si se toma en cuenta que, aunque el estreno de esta última ha sido más tardío que la de Ghostface, la producción fue anterior, por lo que éste puede haber resultado el pasatiempo chungo de Craven gracias al cual sacar unas perrillas para sí mismo y las productoras, siempre en busca de carroña fácil.
Ya nos conocemos el gusto del amigo Wen por las slasher movies, subgénero en el que una vez más ha vuelto a mojar pan, ofreciéndonos una mezcla entre el Scream de siempre y películas del estilo de Sé lo que hicisteis el último verano o Un San Valentín de Muerte, que reúnen un reparto compuesto por adolescentes medio deficientes cuyas mayores inquietudes se reducen a ser el mayor fucker del ’insti’ y tirarse a la rubia mona de clase, una fórmula que para un público adulto o con al menos más del 10% del cerebro activo, acaba transformándose en una bazofia más del rollo de los guionistas de Telecinco que de un director consagrado como es Craven, quien también toma prestado algo de su Pesadilla en Elm Street en cuanto a la introducción de esa teoría termodinámica que reza que la energía ni se crea ni se destruye, sólo se tranforma, aplicada al mal en este caso.
El argumento del film es incluso atractivo a primera vista. La trama gira en torno a un padre de familia esquizofrénico que provoca una auténtica matanza en un típico pueblecito norteamericano, con su típico instituto, sus típicas casitas con jardín, su típico bosque inquietante por el que los habitantes pasean sin miedo aún a sabiendas de que hay un colgado suelto, su típico río con cadáveres,… La noche en la que el asesino muere, nacen también siete niños, lo cual, genera la leyenda de que las almas del psicópata -sus siete personalidades- han sido repartidas entre los recién nacidos. El día en que todos cumplen 16 años (1+6=7… Guau), empiezan a ser asesinados uno a uno, el mal ha regresado.
Así como Scream 4 fue una divertida parodia de lo que había significado toda la franquicia, Almas Condenadas va más bien en serio y es por ello por lo que merece un suspenso. Por supuesto, el sarcasmo propio del cineasta está presente en muchos de los diálogos y funcionan en los pocos minutos en los que una frase ingeniosa asoma en la escena, pero en la mayor parte del metraje, el guión se queda sin fuerza, con unos personajes más estereotipados que un episodio de Dora La Exploradora, encarnados por unos actores de cuyo nombre no quiero acordarme, o será más bien que son tan desconocidos como un tío con agorafobia en su barrio. Tampoco realizan un trabajo demasiado espectacular, con lo que sus actuaciones no ayudan a otorgarles cierto reconocimiento, aunque, por otra parte, no se puede exigir mucho más cuando aquéllos a los que interpretan son igual de profundos que un poema de Gloria Fuertes. Tenemos al protagonista con fama de bicho raro de clase, a su colega el graciosete, al malote cachas chulito que sólo piensa en metérsela a la rubia cachonda de turno y al negrito que siempre la palma, entre otros. El maloso del tinglado tampoco está mucho más currado, una mezcla entre el cantante de Huecco y Santiago Segura, que comparte peluquero con Predator y que aparece tan poco durante la película que deja un escaso margen para desarrollar su complejidad.
Lo que es innegable es que Craven, al menos, logra la atención del público en cuanto a la intriga que genera la misteriosa identidad del asesino, que se mantiene hasta el final, impregnando el film de unos toques de ironía, como ya he mencionado, que sonsacan alguna que otra carcajada, aunque peca también de altibajos en su narrativa. Sin embargo, no por estas virtudes, la cinta deja de ser una chorrada apta sólo para una tarde de domingo, sofá y resaca.
En definitiva, Almas Condenadas no es más que una bazofia para atrapar a niñatos de instituto que con ver lo justo de sangre y algún sustito que otro se van más contentos queGeppeto con una Black&Decker. Un truñito mas que en un momento dado puede ofrecer un entretenimiento gratuito que exige poco esfuerzo mental y que, al menos, proporciona alguna que otra carcajada. Eso sí, Craven, para las próximas esmérese, porque tonterías, las justas...