Nota: 1
Lo Mejor: Gracias a este engendro, es imposible que la Blancanieves de Kirsten Stewart sea peor.Lo Peor: El final a lo Bollywood.
¿Qué sucede si introduces en una coctelera al director de Immortals, a una actriz en decadencia cuya última aparición en la gran pantalla fue junto a la réplica de cera de Tom Hanks, a siete enanos babosos, un príncipe imbécil y una protagonista tan perfecta e inocente que dan ganas de estrangular cada vez que sale en pantalla? Pues lo mismo que si mezclas Baileys con cola. Podemos felicitar a Tarsem Singh por ser uno de esos cineastas que sabe cómo tirar por el váter toda una carrera profesional. Con cuatro títulos a sus espaldas, esta adaptación del cuento es sin duda su peor obra, porque ya no merece ser vista ni por la factura técnica de la que suele presumir Singh. Si Immortals era una épica mal entramada y a ratos gayola, pero al menos con una estética un poco interesante, Mirror, Mirror es un producto infantiloide que no es salvado ni por su máxima estrella, la Roberts, cuyo bótox es utilizado de cabeza de cartel para ser un cebo que asegure algo de taquilla, pero en estos tiempos que corren, ni la eterna prostituta de Pretty Woman es suficiente aval como para garantizar el éxito de un film que no puede ofrecer lo que pretende, una visión adulta y cómica del relato de los Grimm, quedándose en una versión ridícula y vergonzosa cuya producción se ha basado en el absurdo pretexto de las modas, concretamente, la de otorgar perspectivas novedosas a famosos cuentos.
La historia ya nos la sabemos y no dista demasiado de la original, sólo que Blancanieves es algo más guerrera, "zorrona" (y no lo digo yo) y en general todos los personajes en lugar de resultar simpáticos, son insoportables. La malvada reina de Julia Roberts es la encargada de narrar el relato y en ella adopta su base la mayor parte del metraje, un rol dominante en el que la actriz es como una especie de Carrie de Sex and the City llevada a su extremo más psicótico. La otra gran partícipe de este invento loco y fracasado es la Blancanieves encarnada por Lily Collins, como una mezcla entre Frida Kahlo con algo de menos vello en el entrecejo y la forma de un plumero, a la que dan ganas de pegar un puñetazo cada vez que sale a escena gracias a una pedantería propia de los anuncios de bombones. Suerte que existe un príncipe azul (Armie Hammer) que supera la idiotez de cualquiera de los personajes existentes en la cinta y que echa por tierra toda mínima apetencia de encontrar a uno de ellos, así que mejor nos quedamos con los siete enanitos que al menos "están a la altura", y no hablo de interpretación.
Pero lo peor, sin duda, es el final rollo Bollywood que se casca Singh. O el tipo se había trincado todo lo que no se vende en farmacias, o se le ocurrió rematar la faena con lo que le saliera de la punta de su cabeza baja a sabiendas del truño que se había gastado. Vale, tío, supongo que te sientes orgulloso de tus orígenes hindús, pero Danny Boyle también y no terminó 28 Días Después con una jodida danza del vientre zombie, porque no era el momento, no era el lugar y no era el género. Ey, y quizás a ti te hizo gracia, pero no vamos al cine colocados de setas, menos en las de Hardwicke (por lo menos en su Caperucita Roja no se veían calzones "antifucking").
Érase una vez un director que parecía tener un futuro prometedor y al que las presiones de unos viles monstruos de la filosofía del "si algo funciona, repítelo" le destruyeron. Érase una vez un cineasta que quiso formar parte del cuento de Hollywood y a cambio sacrificó su oportunidad de pertenecer a un séptimo arte real. Ey, pero el amigo Tarsem al menos nos deja un legado positivo, la próxima versión de la historia de los hermanos Grimm, Blancanieves y el Cazador (Rupert Sanders) no puede ser más nefasta que ésta. Es que no gusta ni a los críos, mi prima de 4 años da fe y es de fiar, destruyó su dvd de Cars 2 a patadas.