Lo mejor: Julianne Moore, que a sus 50 años sigue arriesgando tanto como al principio.
Lo peor: que te la sabes de memoria antes de empezar.
La suma: Lolita + El Cabo del Miedo - Acoso = Chloe
Aunque con toda seguridad Chloe pase sin pena ni gloria por las taquillas de medio mundo, se trata del trabajo más comercial de su realizador Atom Egoyan (Ararat, 2002, Adoration, 2008) que rescata la fórmula del acosador en celo que tanto éxito tuvo en los 80 y 90. De hecho, Chloe guarda muchísimas similitudes con Atracción Fatal, sólo que sustituyendo al gélido Michael Douglas por la siempre impecable Julianne Moore y a Glen Close por una mujer realmente atractiva, Amanda Seyfried.
El problema es que ya hemos visto cientos de títulos de este estilo. Desde la excelencia de la incomprendida El Cabo del Miedo a la mediocridad de Fanática, todas siguen un esquema que comienza con la manipulación psicológica y termina dando gritos cuchillo en mano. Por desgracia, Chloe no es una excepción, pero por lo menos los elementos que ayudan a levantar esta historia están perfectamente engrasados.
Su principal atractivo es disfrutar del duelo interpretativo de Julianne Moore y Liam Neeson al comienzo de la cinta, un matrimonio en crisis por los continuos coqueteos de él. Una situación que lleva a la esposa a contratar a una prostituta para poner a prueba a su marido. Es en este punto cuando entra en escena la jovencísima Amanda Seyfried relegando a Neeson a un segundo plano. A diferencia de Scarlett Johansson, con la que guarda un tremendo parecido, la belleza y el magnetismo de Seyfried no vienen acompañados de demasiado talento y el que podría haber sido el personaje fuerte de la función acaba pinchando para los que busquen algo más que un fondo de escritorio calentorro.
Porque lo que la joven actriz ahorra en esfuerzo dramático lo compensa enseñando hasta la campanilla. Y es que cuando la chica de compañía entra en la vida del matrimonio, él no será el único tentado por la aparente inocencia de la joven. Lo que había comenzado como un relato sobre celos y sospecha se transforma en otro de obsesión y chantaje, y es en esta segunda parte donde la elegante puesta en escena y el intenso trabajo de Moore no bastan para sostener un relato que sabe a viejo por todos lados.
Sin llegar al extremo gratuito de la Didi Hollywood de Bigas Luna, esta Chloe podría pasar por un film erótico de lujo de no ser porque dos titanes de la interpretación como Neeson y Moore aún se prestan a sustentar pequeños relatos de género. Quizás no estemos ante la película de suspense trepidante que debería ser, pero no estaría de más que otros directores intensos y comprometidos como Egoyan se marcaran caprichos sin prejuicios para pasar la tarde sin tener que atravesar un torrente de emociones.