Nota: 6
Lo mejor: John Travolta es el rey de la función y lo sabe.
Lo peor: El doble de Travolta sale casi más que él en la película.
La idea con esta Desde París con amor era la de repetir el éxito de aquel thriller llamado Venganza que llegó por sorpresa y reventó las taquillas de todo el mundo hace un par de años. No en vano tanto el productor (Luc Besson) como el director (Pierre Morel) e incluso el presupuesto de 25 millones de dólares son los mismos. Los 226 millones que recaudó la cinta protagonizada por Liam Neeson quedan algo lejos pero la honestidad de la propuesta y calidad de las escenas de acción brillan incluso más en un conjunto que no podría ser más entretenido.
Es imposible reventar la poca trama que tiene Desde París con amor contando algo más allá de que se trata de la clásica historia de dos compañeros a cada cual más diferente envueltos en una misión que se limita a ir buscando al siguiente tipo al que coser a balazos. Por un lado tenemos al típico inglés estirado al que da vida el Tudor Jonathan Rhys Meyers, y por el otro se encuentra esa parodia de todo lo americano que es un desatadísimo e increiblemente divertido John Travolta.
Ya desde el propio título has de asumir que todo lo que te van a contar te lo tienes que tomar a coña. Empezando porque un hombre de 150 kilos sea capaz de pegarse unas carreras a lo Jason Bourne y hacer unas piruetas en una barra de bomberos que ni Jackie Chan en su día más inspirado. Todo siempre cocinando una ensalada de tiros de esas de 150 balas por cargador.
Y si hay algún actor que pueda permitirse ese lujo sin caer en el ridículo es John Travolta. Un hombre que lleva más años de los que a nadie le gusta admitir sin regalarnos ninguna interpretación realmente memorable (lo de Hairspray no me sirve por ningún lado) pero que ha demostrado en sobradas ocasiones lo que puede dar de si cuando se lo propone. Se nota que este es uno de esos casos y que con su Charlie Wax ha querido dejar huella en el cine de acción. Su personaje no podría ser más degenerado, irreverente, violento y jodidamente divertido -con guió a Pulp Fiction incluido-.
Y el que tiene que aguantar la explosiva verborrea de Wax es Jonathan Rhys Meyers, que entre sus problemas con el alcohol y las grabaciones de la excelente serie Tudors apenas tiene tiempo para dar rienda suelta a ese talentazo que nos mostró en la que probablemente sea la mejor película de Woody Allen, Match Point. En este caso da vida a un inglés afrancesado que aprenderá The american way of life de la mano de Wax, es decir, "si no tienes batería en el móvil encañona al primero que veas con un teléfono y pídele su cargador". Por su parte la chica es Kasia Smutniak, guapísima y con las escenas justas para no desentonar.
No os dejéis asustar por el brillo de la calva de Travolta (que tenía que haber dejado de tapar con peluquines hace años) ni por su inmenso aspecto ya que estamos ante la interpretación más movida, gesticulera e histriónica de su carrera y principal motor de una más que correcta cinta de acción que da exactamente lo que promete. Acción de la buena y desgaste neuronal el justo.