Crítica de cine: El Invitado

Publicado el 15 febrero 2012 por Lapalomitamecanica
Denzel en badass mode. Y ya

Nota: 5,5
Lo mejor: Denzel Washington y que no falta accion.
Lo peor: Ryan Reynolds y que toda esa acción está desaprovechada.
Denzel Washington es uno de esos intérpretes tripleA que, al igual que Liam Neeson o Nicolas Cage, durante los ultimos años ha redirigido su carrera hacia el cine de consumo rápido casi* en exclusiva. Se trata de una medida lógica en tiempos de crisis -la campaña de Nespresso ya está pillada- dado los abultados presupuestos que se manejan en ese tipo de films, que además exigen menos de los actores, no ya sólo a nivel interpretativo, sino en un espectro tan básico como el temporal (entre que no suele haber ensayos, los rodajes de segunda unidad y las escenas con dobles, la estrella trabaja menos tiempo cobrando lo mismo). En el caso de Denzel, este planteamiento le ha llevado a protagonizar entretenimientos tan dignos como Imparable, El Libro de Eli o Plan Oculto. Un éxito que se debe principalmente a que el coprotagonista de Philadelphia no sólo tiene ojos para el cheque, sino que el nombre tras la silla del director es tan o igual de importante a la hora de elegir un proyecto. En este caso, ese nombre es el de Daniel Espinosa, que dejando a un lado a los dos protagonistas, es el absoluto responsable de los principales defectos y virtudes de esta El Invitado. Y hay de ambos a patadas.
Esta es la cuarta película como realizador de Espinosa, de origen chileno pero afincado en Suecia, y la primera con vocación internacional tras el pelotazo de Dinero Fácil. Teniendo en cuenta el aspecto de thriller con ramificaciones de la cinta estrenada en 2010, lo lógico era esperar un acercamiento un poco más serio que el de la típica road-movie de antagonistas. Pero no, exactamente ahí es donde estamos. No es que El Invitado sea una mala película, simplemente es más plana que la frente de Reynolds y, eso sí, un poquito decepcionante con las propias expectativas que plantea. 

La premisa, sobre un novato de la CIA que durante un ataque a un piso franco se convierte en el único guardián de un criminal internacional, es directamente engañosa. Durante los primeros minutos, Espinosa pierde tiempo mostrándonos esa guarida y te invita a pensar que la trama se va a desarrollar practicamente en exclusiva en ese apartamento blindado que da el titulo original a la cinta, Safe House, como si estuviéramos hablando de una mezcla entre La Habitación del Pánico y Asalto a la Comisaría del Distrito 13. Pero toda esa descripción solo está al servicio, en realidad, de Matt Weston (Ryan Reynolds), un rookie de manual presentado como el último mono en la CIA al que tienen contestando al teléfono. 

Mientras tanto, nos introducen a Tobyn Frost (Washington). Un ex agente reconvertido a mercenario, astuto y muy resabiado. Un personaje en completo contraste con el de Reynolds y en cuyo choque recae absolutamente todo el peso argumental del film. Entre ambos se establece una relación antagónica que va derivando en un vínculo mentor-alumno, donde Matt representa a los ideales mas puros y Tobyn hace gala de una moral llena de grises, desengañado y de vuelta de todo ante un gobierno corrupto. La dinámica podría tener su gracia si el énfasis del filme estuviera en ese proceso de manipulación al que se ve sometido Matt por parte de Tobyn, pero Espinosa prefiere dejar ese aspecto a un lado y sacar a los dos compañeros forzosos a las calles para comenzar una persecución de hora y media. Ahí es donde mueren las promesas de thriller y El Invitado se muestra como lo que es: una peli de acción sin grandes pretensiones.

Y con ese baremo en las manos, la cinta, cumplir, cumple, pero no deslumbra en ningún momento. Las secuencias de acción son muy numerosas y el realismo está bien conseguido (las hostias duelen y los héroes sangran), pero a Espinosa se le va la mano con los primeros planos y la cámara al hombro. El "síndrome Bourne", que tanto daño ha hecho al cine de acción y que sin llegar a ser realmente incómodo, llega a cansar en varios momentos. En este punto, la historia es lo de menos. El devenir de la trama parece reciclado de cualquier cinta del género y el giro final es tan evidente y gratuito que no molesta demasiado, porque está casi asumido por el espectador. Sólo un realizador capaz de aprovechar las escasas conversaciones para mantener ese aura de tensión y misterio podría haber salvado la función. O eso, o un Tony Scott empeñado en volarlo todo por los aires con un mínimo de estilo.
Entonces, ¿qué nos queda? Simplemente Denzel Washington. Y no es que el tipo sude del esfuerzo, sólo le hace falta cambiar un par de matices de su Alonzo de Training Day para comerse a todos los que se le pongan por delante, aunque eso es fácil teniendo en cuenta que Sam Shepard, Brendan Gleeson (Harry Potter, 28 Días Después) y Vera Farmiga (Up in the Air, Código Fuente) son meros adornos y que el único que queda para darle la réplica es Reynolds, y como decía mi abuela, "no hay nada mejor que rodearse de mediocres para resaltar un poco". Por tanto -y volviendo al primer párrafo-, ¿es Denzel un tipo listo o no?
* El "casi" va para American Gangster y The Great Debaters (y si te empeñas, El Mensajero del Miedo)