Crítica de cine: El Rito

Publicado el 21 marzo 2011 por Lapalomitamecanica
Los otros hombres de negro

Nota: 5,5

  Sumario 

Lo mejor:un acercamiento desde un punto de vista novedoso en el tan traído tema de los exorcismos siempre es de agradecerLo peor: que esperes cabezas que dan vueltas y sustos fáciles.Ficha: IMDB.
Presupuesto/taquilla: 37 millones de dólares / 67  mundiales a día de hoy.
El director: Mikael Hafstrom (Suecia, 1960) se está labrando poco a poco una carrera más o menos digna con pequeñas cintas de género, que aunque no terminan de despuntar, si que mantienen el interés gracias a propuestas más sugerentes de lo habitual como 1408 o Evil.
La curiosidad: la historia estña inspirada en la vida del exorcista real Gary Thomas, que asegura haber realizado 5 exorcismos como podéis leer en este artículo de LA Times..
La duda: ¿Por qué el cura joven (Colin O'Donoghue) no sale ni en el póster cuando es el absoluto protagonista?Hace 15 años la participación de Anthony Hopkins en cualquier proyecto hubiera supuesto un seguro de calidad casi instantáneo, pero ya en su madurez , el actor parece encontrarse más cómodo que nunca en el rol de anciano siniestro heredado de Hannibal Lecter. No tenemos que irnos muy lejos para encontrar el mejor ejemplo en ese despropósito llamado El Hombre Lobo. A esa pérdida de confiarla hay que añadirle la saturación de cintas de exorcismos que estamos viviendo durante los últimos años ,con lo que no es descabellado plantearse que El Rito pueda ser otra aportación vacía con estrella en horas bajas de reclamo. Si y no.

Lo cierto es que tanto la historia como su puesta en escena se alejan desde el principio de la convencionalidad del género. En el Rito también nos encontramos con la típica joven poseída a la que nuestros protagonistas tendrán que salvar, pero lejos de ser el eje en torno al que gira el argumento, se convierte en una parte más del proceso de aprendizaje del joven Michael (el televisivo y desconocido Colin O'Donoghue) en su camino al sacerdocio. Proveniente de una familia extremadamente religiosa, Michael se ve obligado a ingresar en el seminario para convertirse en sacerdote a pesar de las profundas dudas que le llevan a  cuestionarse su fe. Una vez termina sus estudios, toma la determinación de no licenciarse, pero entonces su mentor, el padre Matthew (el todoterreno Toby Jones), le recuerda que la Iglesia puede transformar su beca de estudios en un préstamo a devolver. Y como si no le acabara de hacer chantaje, le desvela que existe una división eclesiástica mucho más  importante y organizada de lo que cree la sociedad destinada a luchar contras peligros de otros mundos. Una idea al más puro estilo Men In Black donde los hombres de negro cambian el traje por la sotana y reciben clases de como distinguir una enfermedad mental de una posesión crucifijo en mano.

Pero Michael sigue incrédulo y se apoya en explicaciones científicas para explicar los casos planteados por los profesores, con lo que el director del curso, el padre Xavier (el emergente Ciaran Hinds), decide enviarle a la casa del mejor exorcista, Lucas Trevant (Hopkins) para comenzar de forma precitada la parte práctica del curso. Como véis, hasta aquí la película se sale bastante de lo esperado, centrándose completamente en el debate religioso-científico desde la inteligencia y el respeto. Pero es cuando Hopkins hace acto de aparición que la cinta se convierte en eso que parecia al principio y que a estas alturas no echabas de menos.

Por lo menos, el director prefiere jugar con giros argumentales antes que con líquidos viscosos pasando por el gore de puntillas. En ese sentido nos encontramos con una película muy sobria que huye casi siempre de esas habilidades de superhéroe que el cine nos ha enseñado dan las posesiones demoníacas. Pero si vas a huir del espectáculo y la casqueria para centrarte en el guión y los actores, hay que procurar que estos últimos estén en la línea del argumento, y ese desde luego no es el caso de Hopkins en El Rito.

Al igual que sucedía en El Silencio de los Corderos, en El Rito Hopkins no es el protagonista, pero la idea es que el carisma y misterio que rodea a su personaje te acompañe durante todo el metraje. El problema es que lo que funcionaba a la perfección en la cinta de Jonathan Demme roza el ridículo en la de Hafstrom. No estás viendo al padre Trevant explicar los entresijos de las posesiones, sino a Hannibal Lecter soltando su habitual discurso pedante, y que la cinta se ambiente en callejuelas italianas no hace sino incrementar la sensación de deja vu con el personaje del caníbal, sobre todo en Hannibal (2001, Ridley Scott), que se ambienta en Florencia.
Es una pena que El Rito no quede por los pelos como referente del género demoníaco ya que ingredientes no le faltaban: un planteamiento interesante y  a un joven protagonista más que solvente. Pero estamos ante uno de esos -tristes- casos donde la sombra de un personaje puede ser tan alargada como para cargarse una buena idea, y más cuando el factor sorpresa del argumento se convierte en desconcierto por culpa de una campaña promocional tramposa.