Nota: 2,5
Sumario
Lo mejor: la escena completa de la silla reclinable.
Lo peor: que "el show de Bean" se come la parodia al género de espías.Presupuesto/taquilla: 32 millones de euros / 23 solo en Inglaterra, su país de origen.Ficha: Imdb. La curiosidad: El personaje de Johnny English nació a mediados de los noventa en una campaña publicitaria para Barclays que protagonizó el mismo Rowan Atkinson. Podéis ver uno de los anuncios aquí.
El director: Oliver Parker (Londres, 1960) es un mercenario del cine inglés al que lo mismo le da un roto que un descosido. Suyas son las comedias de medio pelo Supercañeras o Un Marido Ideal, así como las adaptaciones de El Retrato de Dorian Gray (versión 2009) o La Importancia de Llamarse Ernesto. Su nombre salió de un sorteo a la hora de elegir director para Johnny English Returns.
La duda: ¿Por qué fuera de Inglaterra el subtítulo ha pasado de ser "Reborn" a "Returns? ¿En serio marca alguna diferencia? Lo único que me llamaba la atención a la hora de enfrentarme a Johnny English Returns era que tras pegar un taquillazo más que considerable con la primera entrega (40 millones de dólares de presupuesto frente a 160 recaudados), lejos de repetir la fórmula a toda prisa, han decidido esperar nada menos que 8 años, una cifra que en el panorama actual, en que en menos tiempo Hollywood fabrica cinco trilogías, viola 13 cómics y anuncia 67 reinicios, invitaba a pensar que existían ganas de hacer bien las cosas. Pero no. Era solo pereza.
Al fin y al cabo, la primera entrega, con su tono blandito y los contoneos de Natalie Imbruglia, tuvo varios momentos divertidos basados sobre todo en esa autoparodia de los mismos británicos a su servicio de inteligencia, y en general, a toda la mitología en torno a los agentes secretos que nace en el único inglés que siempre tiene cosas más importantes que hacer a la hora del té, James Bond. Por supuesto, el protagonismo de Rowan Atkinson auguraba buenas dosis de comedia física, único registro del actor desde los tiempos de La Víbora Negra y que tras hacerle mundialmente famoso con el personaje de Mr. Bean ha seguido explotando con mayor o menor fortuna (Ratas a la Carrera es el ejemplo más rescatable).
Pues bien, en esta secuela todo ese contexto paródico queda relegado a dos o tres chistes con gracia (exactamente el de la silla, el de la alarma de "agente en peligro" y los radares en la autopista) y la función se basa por completo en los intermitentes ataques de parkinson epiléptico con dosis del síndrome de Tourette de Atkinson. Algo así como lo que sucedió con Las Vacaciones de Mr. Bean, otra segunda parte igual de excesiva y que me produjo pesadillas con Atkinson persiguiéndome desnudo en bicicleta por valor de 3.000 euros en psicólogos. Por lo menos en la primera Johnny English teníamos un mínimo de historia a modo de raíles para el lucimiento del cómico. Vale que se trataba de algo tan simplón como un francés chalado (John Malcovich hasta el culo de barbitúricos) que quería conquistar Inglaterra. Pero ya era más de lo que tenemos en esta ocasión. Johnny English Returns se basa en cambio en la típica trama del topo en la agencia dejándonos sin villano hasta el último tercio de la cinta, lo que evidencia aún más que nos encontramos ante un one man show.