Revista Cultura y Ocio

Crítica de Cine: Kinski, la cólera de Herzog – por Fernanda Eulogio

Publicado el 01 diciembre 2013 por Javier Flores Letelier

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Por lo general, me gusta hablar más de las películas que de los realizadores o actores porque al final esto es una recomendación para recordar o darle una oportunidad a obras, en mi opinión, meritorias. Pero Werner Herzog es de aquellos cineastas que posee un estatus mítico dentro del cine. La mezcla entre ficción y realidad que plasma este director, guionista, actor y productor alemán en su filmografía –no sólo porque muchas de sus largometrajes se basen en hechos reales sino por la forma de realizarlos– produjo que las historias tras las filmaciones sean casi tan o más interesantes que las películas mismas. A saber, uno de sus clásicos “Fitzcarraldo” (1982) dio pie a un libro que trata sobre la filmación del mismo, “Conquista de lo inútil” (2010). Aquella película posee una de las imágenes más poderosas del cine: la de un barco subiendo por una colina para pasar de un río a otro, para lo cual efectivamente, tuvo que hacer cruzar un barco de un río a otro con troncos, cuerdas y el trabajo de los habitantes del lugar. Si en el argumento de esa película la motivación para magna hazaña era el sueño de un hombre cuya obsesión por la ópera lo lleva a realizar un negocio que le permita construir un teatro en la selva, en la vida real fue la visión y las ambiciones de Herzog las que instaron un rodaje tan peligroso; se trata de un director que para mostrar un pueblo en estado de trance filmó a los actores bajo hipnosis (“Corazón de cristal”, 1976).
El otro aspecto interesante en su filmografía es la presencia de su actor recurrente, una práctica común entre los directores, que acuden a un mismo actor para que protagonice gran parte de sus películas. Bueno, Herzog trabajó en cinco películas con Klaus Kinski (un tipo más raro que una cebra con lunares) y la relación de odiosidad entre ambos a lo largo de su colaboración también es un tema comentado en muchos sitios de cine y que ha quedado registrada por el mismo Herzog en su documental “Enemigo íntimo” (1999).
Quiero recomendar esta semana el cuarto largometraje del director, “Aguirre, la cólera de Dios” (Aguirre, der Zorn Gottes, 1972). Cuando Gonzalo Pizarro, quien dirigía la expedición principal dedicada a la búsqueda de “El Dorado”, se da cuenta que seguir avanzando es imposible por las condiciones naturales, envía un grupo reducido de hombres para reunir información sobre el paradero de la extraordinaria ciudad que deberá reunirse con el grupo principal en a lo más una semana. Pedro de Ursúa es el líder de este grupo de avanzada, pero la presencia del indomable Lope de Aguirre y los peligros de la selva amazónica marcarán el destino de la misión…
Aguirre…” es una historia como ya no se hacen, una aventura sin efectos especiales donde el calvario de los personajes fue casi el mismo que el de los actores. Se basa en la historia real de Lope de Aguirre, explorador español del siglo XVI apodado como “El Loco” y “El Tirano” por los que estuvieron bajo su mando, en una misión que se creó para deshacerse de los mercenarios más revoltosos e incontrolables de la corona española, la crema de la crema, donde Lope de Aguirre destacaba como el más desaforado de todos.
Por supuesto que la película no es un manual de historia, es una versión bastante libre de los acontecimientos vividos por la expedición de conquistadores que exploró la selva amazónica. Partiendo de una historia real, el director nos habla sobre los límites de la ambición, el liderazgo, los delirios de grandeza, la vulnerabilidad del hombre ante la naturaleza e incluso de la esperanza que se mantiene cuando todo está claramente en contra, aun en estos personajes difícilmente queribles.
No hay lugar para héroes en esta narración, los personajes son mostrados con honestidad, este es un grupo de mercenarios esclavistas que viajan para llenarse de riquezas, tierras y posiciones. Hasta un prisionero inca se queja de su situación, pero no porque esté condenado la esclavitud sino porque él solía ser un príncipe entre los suyos. Un detalle interesante es que el único personaje que le planta cara a Aguirre sea una mujer, Inés de Atienza mientras el que se estructura como su antagonista escoge el silencio.
El furibundo Lope de Aguirre se mueve por la ambición personal de riqueza y sobre todo de gloria, lo que lo llevará a tomar una decisión tan audaz como la de romper lazos con la corona. El narrador de la historia, el monje Gaspar de Carvajal, es uno de los pocos acompañantes de los cuales logramos entender por qué sigue a un loco de patio como Aguirre. Cuando Inés pide al monje que intervenga en favor de Ursúa, el legal líder de la expedición, el fraile le responde con una joyita del guion: “Ya sabes, hija mía, que para mayor gloria de nuestro Señor la iglesia siempre estuvo con los fuertes”.
Las motivaciones del resto de los personajes no se dibujan con claridad o no tienen tanto protagonismo, quizás uno de los aspectos que me dejó mayor gusto a poco dentro de una película siempre recomendable.
La gracia de “Aguirre…” está en ver cómo un grupo de hombres se deja arrastrar en una búsqueda malsana a pesar de que es evidente que no llegará a buen puerto, sólo para darse cuenta de que han estado siguiendo a un desquiciado cuando ya es demasiado tarde. Y en el comentado realismo que poseen las películas de Herzog, incluso se ven escenas como de cámara al hombro -que se usan y abusan tanto actualmente-, los vemos con el barro al cuello en forma muy similar a cómo debió pasar y se muestra el trato hacia los indígenas sin estar ante una clase de ética.
Pero si de algo adolece “Aguirre…” es de su falta de ritmo, se desliza de manera poco fluida entre escena y escena. A veces siento que posee algunos planos donde los personajes no tienen mucho que aportar o que muestra el andar de la balsa cada dos minutos y que cuando podría mostrarnos qué pasa por la cabeza de ellos, nos muestra de nuevo el río… Porque cuando los personajes hablan la película adquiere gran interés, como una escena en la que el emperador, el sacerdote y el esclavo negro conversan sobre lo que esperan encontrar en “El dorado”.
Aguirre…” es una película irregular con momentos notables. Los minutos finales, cuando ya empieza a diluirse la esperanza y comienza la alucinación son tremendos.
Tengo la impresión que al haber tanta información sobre lo que rodea a las películas de Herzog, me hice unas expectativas que no se cumplieron, ya que con “Fitzcarraldo” me pasó algo parecido. En algunos sitios leí que las películas de Herzog son obras maestras pero que no son para todos los públicos –aunque mantengo que como público principalmente decidimos si dar o no una oportunidad a una película, la responsabilidad de sumergir al espectador en lo que se está viendo es de la obra en sí y sus muchas herramientas, cualquiera sea el estilo y la proposición presentada; y no se debe a que existan distintos tipos de audiencias, pero podríamos hablar en extenso en semanas venideras-.
Para mí, “Aguirre, la cólera de Dios” no es una joyita pero anduvo cerca. A ustedes, ¿Qué les pareció?

Extras: http://www.apocatastasis.com/kinski-herzog.php#axzz2ibJF9KeW Extractos de la autobiografía de Klaus Kinski (“Yo necesito amor”, 1992), para que se hagan una idea de cómo tiene que haber sido grabar una película con estos dos…
La banda sonora corre por cuenta de un grupo alemán, Popol Vuh, aunque me encanta el rock progresivo, me faltó un poco de dramatismo para acompañar algunas escenas.


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