Crítica de cine: 'La Mejor Oferta'

Publicado el 21 julio 2013 por Lapalomitamecanica
Retrato de una dama

Nota: 7
Lo mejor: que engancha.
Lo peor: un guión un tanto excesivo.
Últimamente dominan la cartelera las historias sobre coleccionistas y obras de arte: La banda Picasso, Trance (la última de Danny Boyle), Headhunters y la que aquí nos ocupa. Porque cuánto juego dan, siempre incitando las tramas de robos y atracos. La mejor oferta nos presenta a Virgil (Geoffrey Rush), un reputado tasador de obras de arte que trabaja para una agencia de subastas. Más allá de su trabajo no ostenta una gran vida social. Todo cambiará cuando reciba la llamada de una misteriosa joven (Sylvia Hoeks) que pretende vender el patrimonio de sus difuntos padres.
Demostrando que es capaz de manejarse con elegancia por otros géneros, como ya hizo con Una pura formalidad (1994), Giuseppe Tornatore ha sabido ensamblar un thriller de ritmo muy ágil cuyo principal atractivo es que nada es lo que parece en un principio. El realizador italiano elabora un libreto que en ocasiones asfixia tanto al espectador como al resultado pero juega eficazmente con la sorpresa como elemento para desarrollar la trama. La mejor oferta hace gala de un ritmo bien orquestado que se traduce en una tensión psicológica creciente, lo cual termina propiciando un desenlace más agrio del que nos tiene acostumbrados el italiano. Otro de los aciertos de la cinta es indudablemente la elección del protagonista, encarnado por Geoffrey Rush (El discurso del rey). El filme se beneficia de una gran actuación del veterano de la pantalla. Un personaje a medida al que Rush sabe sacar todo el partido. Aunque se puede percibir según se acerca el final, en esta ocasión Tornatore prescinde del tono sensiblero por el que se hizo conocido con clásicos como Cinema Paradiso (1988) o La leyenda del pianista en el océano (1998).
La mejor oferta es un filme de habitaciones que encierran secretos y mujeres. De mujeres silenciosas que le devuelven a uno la mirada. De una casona decrépita y una voz telefónica que va tomando forma física a la vez que un autómata. De un personaje que poco a poco entra en el juego que se le propone. Y es entonces cuando el filme se concibe como un puzle que Virgil debe ir resolviendo a través de las piezas y engranajes que encuentra ‘por casualidad’ en cada una de sus visitas a la casa. Los engranajes de una maquinaria que ruedan a la velocidad que dicta Tornatore. “Todo se puede falsificar, Virgil: la alegría, el dolor, el odio, la enfermedad, incluso el amor”, le espeta al protagonista su socio (Donald Sutherland), compañero de faenas. Más una advertencia que una obviedad al azar, pues a pesar de contar con un buen olfato para distinguir una obra de arte falsa de una verdadera, Virgil se revela incapaz de descifrar las señales de los que le rodean. Tornatore nos regala una película sobre arte y nos muestra sin reservas el arte del engaño. Acompañado de Ennio Morricone, su habitual colaborador en lo que a música se refiere, complementan la cinta con una banda sonora para recordar. Aunque no se ha caracterizado nunca por ser un director demasiado prolífico, el director siciliano se revela en buena forma con esta suerte de thriller y drama romántico. Rodada a caballo entre Trieste, Roma, Milán, Viena y Praga entre otras ciudades, La mejor oferta no defraudará a todos los que acudan al patio de butacas buscando un digno entretenimiento.