Nota: 3,5
Lo mejor: un diseño de producción cuidadísimo capaz de engañar a cualquiera.
Lo peor: es una pérdida de tiempo en todos los sentidos.
Se me hace tremendamente complicado hablar en los términos que exige una crítica de una película en la que no pasa absolutamente nada. Porque más allá de la premisa extirpada de Distrito 9 nos encontramos ante una función totalmente vacía, donde sus actores deambulan como peleles y la historia está en el mismo punto en el minuto 90 que en el 15.
Si la cinta de Neill Blomkamp situaba un hábitat extraterrestre en nuestro planeta para después mostrarnos las consecuencias sociales, políticas y bélicas del conflicto, en Monsters apenas se hace alusión al cambio para la humanidad que significa albergar una región controlada por criaturas de otro planeta (medio México). Solo asistimos al paseo que se dan por la zona en cuestión un fotógrafo y la hija de su jefe en lo que en teoría es una misión de rescate, pero que se parece más a un safari de placer que a cualquier otra cosa.
Cuando los dos protagonistas se encuentran, lejos de tomar una posición activa y enfrentarse a los peligros que les depara el camino hacia la zona segura, adoptan la posición de testigos y se limitan a mirar al entorno con cara de "¿Qué ha sido eso?". No es que pidamos proezas tipo Depredador de manos de un fotógrafo y una niña pija, pero sí alguna escena de acción mínimamente espectacular o un par de persecuciones logradas como si daba por ejemplo Cloverfield, que tampoco es para echar cohetes. Una falta de la sangre general de la que también adolecía otra de las decepciones-alien de los últimos meses, la inefable Skyline.
Y eso que en los primeros minutos de metraje, el suspense y la curiosidad hacia el aspecto de las criaturas está bastante logrado, pero es un aliciente que no justifica tragarse en el camino una historia de amor que avanza más despacio que la carrera de Aston Kutcher. Y es que lo que realmente se esconde tras esa mezcla visual de Perdidos y Jurassic Park es una pequeña película romántica.
Monsters se traduce en una completa decepción para los seguidores de las "películas con bicho", pero tiene un factor sorpresa para los buscadores de "joyitas indie". Uno de esos subgéneros polémicos que tan cerca están de rozar el límite de la pedantería y la intrascendencia. Por desgracia, ese es el caso de Monsters, aunque otros se empeñen en lo contrario.